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MI5ION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 593 ta, en cuyo caso, Sin ningún alboroto ni tropel sino con mucha cor- dura, madurez y templanza se portarán con el menor rigor que se pue- da, hasta ver si pueden reducir dichos indios a que no se resistan a su conversión; y, en caso de no bastar estas diligencias e insistiendo dichos indios en no querer reducirse por estos medios más suaves, usa- rán la gente de dicha escolta de las armas para su defensa, procurando en todo y por todo el resguardo de dichos Padres, sin pasar con lo re- ferido a más de aquello que fuere muy preciso, para en cuyos casos y accidentes tendrá disciplinada el dicho cabo principal la gente de su gobierno, tocándole, como le toca, al susodicho y no a otra ninguna persona. Y se declara ser el de dichos Padres en lo de su profesión e ins- tituto, sin salir de ella en manera alguna, comunicando unos y otros los casos que lo pidieren con toda unión y conformidad, excusando dife- rencias, atendiendo sólo al fin para que son congregados y se congre- garen, haciendo el dicho cabo con su gente que todos tengan la venera- ción y respeto que se debe a los religiosos misionarios, y lo hará por sí el dicho cabo dando en todo buen ejemplo, y los dichos Padres mi- sionarios, por lo que tocarles puede, procurarán cumplir con la insti- tución en toda conformidad como se le encarga a unos y otros, para que de esta forma se consiga el fin de d ichas en tradas, y con la reduc- ción de dichos indios el aumento de nuestra sagrada religión. Todo lo cual sus señorías declararon y determinaron para que se cumpla y guarde como en ello se contiene y hágasele saber a dicho Muy Reverendo Padre Prefecto y vecinos de la villa de San Carlos, y se le dé a dicho Muy R. Padre Prefecto testimonio de todos los autos que tiene pedido y le está mandado dar por su señoría de dicho señor gobernador y capitán general, quien reservadamente procederá a la averiguación de diferentes puntos que constan en estos autos, por to- carle a su señoría de dicho señor gobernador y capitán general, y así dijo y firmaron.— Diego, Obispo de Caracas.— Don Francisco de Ba- rretarán.— Ante mí, Francisco Atienza, escribano público.

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