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572 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA sacaron, socorrieron y poblaron por ser muy malévolos y montaraces y que jamás los habían podido sujetar los vecinos de Barquisimeto, y, aunque parte de ellos hay en dicho pueblo, no cesan de hacer muchas maldades o sean los que habitan en él, o los de los montes con pretex- to de los del pueblo. Sobre este particular los vecinos de Barquisimeto han hecho muchos informes en el Real Consejo, hasta que V. Majestad fue servido despachar su real cédula al obispo y gobernador para que, juzgando ser conveniente, los apartasen de dicha ciudad doce leguas, lo cual, sabido por los vecinos de Barquisimeto, han repugnado la tal mutación, contra lo que tenía alegado, y, por cuanto el dicho pueblo está a nuestro cargo, debo decir a vuestra Majestad que juzgo, según Dios, que es necesaria la dicha mutación, porque de la cercanía de di- cha ciudad se sigue un seminario de pleitos, ya con los indios, ya con el doctrinero, por cuanto los encomenderos siempre pretenden tener derecho a ellos, llevándolos a sus estancias, en donde mujeres e hijos viven a su libertad, sin Dios, iglesia ni doctrina. Si el religioso insta, los encomenderos los amparan por sus conveniencias. El obispo y go- bernador, aunque den providencias, no se consigue. El corregidor no los puebla: será por no poder más o por ser las partes poderosas; con que todo es amargura e inquietudes para el pobre religioso, y así lo propongo con rendimiento que sería conveniente se mudasen unas diez o doce leguas hacia los llanos o en otra parte que fuere conveniente para los indios, o de no, mandar al obispo que entregue dicho pueblo a los eclesisticos, pues, nosotros no nos atrevemos a tolerar semejantes in- quietudes, y el día que Vuestra Majestad los ha declarado por libres, en cualquiera parte que estén, pagarán el tributo y con eso olvidarán los encomenderos el dominio tan despótico que pretenden tener siem- pre con ellos. Vuestra Majestad ordenará lo que fuere más de su real agrado, cuya vida guarde el cielo para bien de la cristiandad. Caracas y julio, 20, de 1695 años. Señor: Beso los pies de Vuestra Majestad, Fray Ildefonso de Zaragoza, Prefecto (rubricado).

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