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570 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA San Sebastián de los Reyes, se están disponiendo para el verano que viene, que será por enero de 96, el dar escoltas a los religiosos para en- trar por esos dilatados llanos, con que espero se auemntarán las misio- nes y se harán pueblos de nuevo, con que se conseguirá el deseo de Vuestra Majestad en haber dado esta facultad. Y yo de mi parte, aun- que los religiosos son tan pocos y enfermos, con los más esforzados no perderé ocasión para su aumento. También debo decir cómo el año pasado de 93, mientras yo estu- ve en esa corte, con mucho trabajo de los religiosos agregaron más de 500 almas; se les hizo su pueblo, asistiéndoles y doctrinándoles con toda caridad; al segundo año de poblados, sin haber precedido causa ni motivo alguno, más que la de su natural inconstancia, se huyeron, llevándose cerca de 80 almas de párvulos bautizados, y lo mismo había sucedido poco antes con dos poblaciones, como tengo representado a Vuestra Majestad, a más de las antiguas. Con que todos estos lances y experiencia nos confirman en el dictamen que, para la sujeción de estos bárbaros, se requiere el patrocinio de Vuestra Majestad y que estén sujetos a los españoles, como Vuestra Majestad tiene dispuesto y ordenado nuevamente. También nos enseña la experiencia de cada día, que es preciso y necesario separar los viejos y capitanejos de los jóvenes, por cuanto los tales viejos siempre están anhelando por huirse a su querencia, como ha sucedido después que yo he venido, huirse una tropita des- pués de doce o catorce años, por vivir en sus vicios, siendo todos cris- tianos. A más de esto, estando juntos los viejos que son casi todos piaches, les enseñan a los jóvenes y aun a los muchachillos a matar y a invocar al demonio, con que se pierde todo el trabajo y se ha ori- ginado tanto menoscabo en los pueblos como tengo referido. Con que, habiendo discurrido el medio eficaz para tan grave mal, como quien tiene la cosa presente, parece ser que, en sacando nuevas reducciones, los más viejos, piaches y hechiceros, apartarlos de los jóvenes, verbi gratia, los jóvenes dejarles por estos pueblos de las misiones o hacerles de nuevo, y los otros, con sus mujeres e hijitos del pecho, si los tu- vieren, llevarlos a otra parte, donde se cuide de ellos y no tengan comunicación con los otros, como en la sabana de Guanaguanare, Valen- cia o San Sebastián. Parece que con este medio se logrará el bien de

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