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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 569 siete religiosos. Lo religiosos que de presente hay son catorce, y de éstos sólo cinco de utilidad, porque los seis pasan de sesenta y seis años, y los tres, viejos decrépitos y tullidos, que no sirven más que de embarazo, y otro joven cojo y tullido, que anda con muletas, y otros dos que no son de ninguna utilidad. Este es, señor, el estado de esta pobre misión. Si Vuestra Majestad con su católico celo es servido que se mantenga y aumente, es preciso y necesario mande vengan ocho o seis religiosos buenos y aptos para el ministerio, suplicando a Vuestra Majestad sean de la provincia de Andalucía, por cuanto nos ha enseña- do la experiencia que algunos valencianos que ha habido y hay nos han dado y dan mucho que merecer, y temo que dos o tres que de presen- te hay, cuando menos pienso nos dejarán sin poderlo remediar, porque su hipo es el tener misión aparte; y prometo a Vuestra Majestad, como a mi rey y señor, no se les ha dado ocasión, antes sí se les ha tolerado mucho y se les tolera, y se les ha honrado con prelacías, como de todo dará cuenta a Vuestra Majestad el Comisario general. Todo esto con sinceridad religiosa y verdad cristiana propongo a Vuestra Majestad, como médico, pues es sólo quien puede dar el remedio, mandando con todo aprieto al Comisario general envíe religiosos aptos y de buen na- tural, pues de lo contrario se han seguido diturbios en la misión y poco aumento de la conversión de las almas, y con esto me parece des- cargo mi conciencia para con Dios y para con Vuestra Majestad. También debo decir cómo en estas misiones se hace mucho fruto así en la salvación de los bárbaros como en tanta multitud de gentes como habitan por estos dilatados llanos, en donde en más de cien leguas no se halla un sacerdote, y también en el dominio temporal de Vuestra Majestad, pues por estas misiones se han poblado más de cien leguas de tierra, que ha pocos años eran desiertas, y ahora nuevamen- te, después que yo he entrado en la prelacía, por la parte de el Guári- co, que es hacia el sur, he tomado una nueva población de güires, y guaiquires, que tengo esperanzas que, con la ayuda de Dios y con la que Vuestra Majestad se ha servido de darnos, de que los vecinos de la ciudad de San Sebastián de los Reyes nos asistan, tendrá por aquella parte mucho aumento si Vuestra Majestad fuere servido de enviarnos religiosos. Juntamente pongo en su real noticia cómo esta villa de San Car- los, la ciudad de Guanaguanare, la ciudad de la Nueva Valencia, la de

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