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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 567 cha obligación, y, aunque los religiosos somos pocos, se puso por eje- cución y fueron tres, dos sacerdotes y un lego; y habiendo entrado en sus tierras, a los 10 días los sacerdotes enfermaron gravemente, con que se hubieron de volver a la ciudad a curarse. Y el lego, como más alentado, entró a dichos indios vecinos llamados coyamos, los cuales, aunque al principio lo recibieron bien, llegada la noche lo degollaron y quitaron la cabeza, y dicen que el cuerpo se llevaron para comerlo. Al mismo tiempo murió el otro religioso que estaba en la ciudad curán- dose, y del tercero me avisan quedaba muy enfermo de segunda recaí- da de la epidemia que padecía aquella ciudad, con que me persuado ser ya muerto. Estas son, señor, las noticias ciertas que he adquirido sin las particularidades por la distancia; y así por obedecer a los reales mandatos de Vuestra Majestad, doy este aviso. Guarde Dios a Vuestra Majestad felices años como toda la cristiandad necesita. De esta villa de San Carlos de Austria y marzo, a 10 de 1695. Señor: A los reales pies de V.M., Fray Ildefonso de Zaragoza (rubricado) 120 Carta del P. Ildefonso de Zaragoza al rey, comunicándole el estado de la misión de los Llanos: pueblos, religiosos, nuevas fundaciones, propo- niéndole otras cosas en beneficio de la misma.— San Carlos de Austria, 12 marzo 1695.— Original (AGI, Santo Domingo, 801). Señor: Habiendo llegado con los despachos de Vuestra Majestad el año próximo pasado de 93, a 18 de diciembre, a esta provincia de Caracas, y, atendiendo en dicha ciudad a que se diese cumplimiento a las órde- nes de Vuestra Majestad para el aumento y bien de estas pobres misio- nes di luego aviso al prelado de ellas de mi arribo y de lo que Vuestra Majestad era servido de ordenar, y, llegando mi aviso a tiempo que los religiosos estaban congregados para la elección de nuevo prelado, pusieron los ojos en mí, y, aunque ausente, fui electo por Prefecto y prelado de esta misión, lo cual pongo en la noticia de Vuestra Majes- tad y como tal prelado me veo precisado de dar cuenta a Vuestra Ma-