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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 565 españoles en la cercanía del pueblo y misión de San Antonio de Arau- re, de nación guamos, y que se funde dicha villa sobre la quebrada de Araure para abrigo de los indios de dicha misión y sujeción de los demás indios de los llanos, decimos y certificamos que, en presencia nuestra y de muchos naturales de este pueblo de San Miguel, enfrente de las casas reales de este pueblo y que, a son de cajas, y en presencia de muchos españoles y otras personas, se leyó, publicó e intimó sin contradicción de nuestra parte ni de otra persona, por conocer no ser- nos de perjuicio alguno, sí antes de muchas conveniencias, con que fui- mos todos con dicho Reverendo Padre Prefecto y señor corregidor y teniente y otras muchas personas. Se eligió sitio, se levantó cruz y señalaron términos de que todos quedamos muy contentos, hasta que, a los cuatro o cinco días, después de sucedido esto, vino a este pueblo de San Miguel un regidor de la ciudad de Barquisimeto, llamado Don Gaspar Ruiz de la Parra, el cual dijo que traía orden, por parte del cabildo y ciudad de Barquisimeto, para contradecir la fundación de la nueva villa, alegando varias cosas y persuadiéndonos a que nosotros hiciésemos también contradicción, y que para ello fuésemos a Barquisimeto y que nos llamaban los al- caldes, y que no dijéremos nada de nuestra ida ni a lo qué al Padre doctrinero; y certificamos todos unánimes y conformes que fuimos forzados y contra toda nuestra voluntad, sólo por el temor y molestias que nos harían por ser nuestros encomenderos, y por esto fuimos a dicha ciudad, y nos tuvo en su casa Don Gaspar Ruiz de la Parra y el alcalde Francisco de Salcedo, y otros muchos nos persuadieron lo que les pareció, e hicieron un papel en la forma y manera que quisieron, diciendo era para contradecir la villa que se había de fundar y nosotros pasamos por todo, sin tener ánimo para replicar en nada. Y ahora que nos hallamos fuera de ellos, decimos y protestamos cómo todo cuanto dijimos y declaramos fue violento y a más no poder, y revocamos todo lo que hicimos anulándolo. Sí sólo decimos y declaramos en este pue- blo de San Mnguel de Acarigua, en este presente día treinta del mes de noviembre de este año de mil seiscientos y noventa y cuatro, en pre- sencia del Reverendo Padre Prefecto Fray Ildefonso de Zaragoza, que disentimos no de que la villa se funde sino de la inmediación y cerca- nía a nuestro pueblo, que su Paternidad Reverendísima, en presencia de todos, nos respondió que no nos diese cuidado ni pesadumbre: que

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