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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 17 cionaba herramientas, vestidos y reses para su alimento, no pre- tendiendo otra cosa sino que vengan al conocimiento de la fe, sin sacar de ellos otro provecho material, haciendo todos los gastos a su costa e incluso teniendo doce soldados por él sostenidos, a fin de que los defiendan de los caribes que intentaban la muerte de los pobres y tímidos guamonteyes Y 2.—Presentada la cédula que autorizaba la misión al capitán Sa- las para que también éste diese su licencia, como lo habían hecho los del Cabildo de Caracas y después de instalados en casa dada por el mismo, dieron comienzo los religiosos a su labor que debía ceñirse sólo a lo espiritual, es decir, a la asistencia e instrucci6n de los indios congregados y poblados en San Antonio de Choro, bajo la dependen- cia del capitán poblador Juan de Salas. Convenido todo con él, el P. Magailón que había ido expresamen- te de Caracas a poner en forma la misión, dejó allí los cuatro religio- sos andaluces, destinados a ella y marchó a juntarse con el P. Loren- zo de Belmonte para continuar en su compañía la predicación de mi- siones populares por villas y ciudades. Los éxitos conseguidos le mo- vieron a escribir una carta al secretario del Consejo de Indias, la que provocó un fuerte conflicto y puso en gravísimo peligro de que tanto esta misión como la de Cumaná fracasasen totalmente. Entre tanto esos cuatro Capuchinos andaluces siguieron adelante en su apostólica empresa, bajo la tutela, casi diríamos, a las órdenes del capitán Salas, ayudados en un todo y sostenidos por él en las ne- cesidades materiales. El trabajo de los misioneros se reducía a cate- quizar y enseñar la doctrina y los rezos, mañana y tarde, a los habi- tantes de San Antonio de Choro, como ya lo venía haciendo antes uno de los soldados de Salas. Pocas noticias tenemos acerca de los progresos allí realizados, fuera de lo que escribe el gobernador de Venezuela: "En carta del 14 de febrero de este año (1659) tengo dado cuenta a V. M. del estado que tenía la misión de Acarigua, que está a cargo de los Padres Ca- puchinos; desde entonces ha corrido con aumento grande, siendo así 7. Certificación dada por los PP. Lorenzo de Magallón, Rodrigo de Grana- da y Antonio de Antequera, San Antonio de Choro, 15 octubre (Encomien- das, V, 176). No obstante que ese documento va firmado por esos tres religiosos, sabemos por otros testimonios que también se encontraban allí los Hnos. Fr. Bartolomé de Pamplona y Fr. Nicolás de Rentería.
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