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16 PUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA Una carta del Deán del Cabildo de Caracas, Bartolomé de Navas Becerra, fechada el 24 de noviembre de ese año, la da por fundada con anterioridad y dice expresamente que tal población de guamonte- yes iba en aumento; sólo lamenta no tuviese iglesia, aconsejando se hiciese para dar luego orden al cura doctrinero de Acarigua "que de cuando en cuando vaya allá y acuda a lo espiritual y bien de esas almas". Consigna cómo el Cabildo había pedido al rey que dos o tres Capu- chinos de los destinados a los cumanagotos, pasasen a Choro, fundado por Salas, ya que ese sería "el único remedio de esas almas", puesto que estos religiosos no pretenden ni salario ni otra cosa temporal y "se ocupan solamente de encaminar almas al cielo —.' En una de las entradas efectuadas por los soldados de Salas en los primeros días de enero de 1657, fueron también reducidos algunos in- dios cherrechenes, los que se agregaron a la expresada población de San Antonio pero en barrio aparte, por ser estos indios enemigos de los guamonteyes.4 San Antonio de Choro fue aumentado tanto y en tan poco tiem- po, que en julio de 1657 alcanzaba ya un total de mil doscientos in- dios poco más o menos.' Por otra parte la recomendación del Deán de Caracas tampoco fue desoída, de tal modo que, al hacer su entrada los Capuchinos un año más tarde, ya existía allí una iglesia, donde el cura doctrinero de Acarigua decía misa los domingos y días de fiesta.' Así lo afirman los religiosos también en una interesante certifi- cación dada a los pocos días de su arribo, haciendo constar en ella que habían presentado al capitán Juan de Salas la cédula por la que el rey les enviaba a la conversión de los guamonteyes y de las demás na- ciones que él estaba reduciendo en Choro, cerca de Nueva Segovia de Barquisimeto, sacándolos de los Llanos y sus ríos pero "sin ofender- les ni forzarles en ninguna cosa". Afirman asimismo había allí gran cantidad de indios, todos leales vasallos del rey, los que asistían a to- que de campana a la iglesia a tener los rezos, haciéndolo todo con mucho amor por los buenos tratos dados por Salas, quien les propor. 3. Carta de D. Bartolomé Navas Becerra, Caracas, 24 noviembre 1657 (Enco- miendas, V, 173); era Deán del Cabildo caraqueño. 4. Cfr. Encomiendas, V, 176s. 5. Declaración de uno de los alcaldes ordinarios de Barquisimeto, 9 julio 1657 (¡bid., 176). 6. Así se hace constar en las facultades dadas por el Deán y Cabildo de Caracas a los misioneros, 12 setiembre 1658 (Cfr. nota 18 del capítulo 1).

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