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538 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA solicité enterarme del hecho y es, señor, que dichos indios de nación tomusas, de los que habitan sobre la ensenada de Higuerote y riberas del río Tuy, tierras remotas y montuosas, ha muchos años que algu- nos de ellos hacían sus salidas a un valle nombrado Guarenas, que se halla hacia aquella parte, poblado de haciendas de vecinos de esta ciu- dad, y pedían el bautismo que a muchos se les dio por el sacerdote que doctrina en aquel valle los indios encomendados, que ocasionó al dicho Fray Francisco de Suba a entrar a la parte donde habitaban di- chos indios tomusas a industriarlos en nuestra santa fe, y por no haber sido su asistencia continua, pidiéndola el fervor y necesidad de dichos indios, el prelado procuró darles doctrinero que no pudo conseguir por ser aquella parte remota y enferma. Por el año pasado de ochenta y ocho llegaron a esta ciudad diferentes religiosos capuchinos a em- pearse en las misiones que tienen en la villa de San Carlos de los lla- nos de esta provincia, en cuya ocasión logró el prelado el que se queda- sen dos de dichos religiosos en esta ciudad y pasasen a entender en la conversión de dichos indios tomusas, como lo ejecutaron en virtud de patente de su Prefecto. Hállase el día de hoy en este empleo Fray Ci- rilo de Onteniente, con otro religioso lego, que son los mismos que primero nombró su Prefecto, y del cristiano celo y gran virtud de este religioso puede asegurarse V.M. el servicio de Dios nuestro Señor por su continua asistencia y trabajo. Ha hecho mudanza con voluntad de los indios, poblándolos en sitio circunvecino a dicho valle de Guarenas, donde no experimentarán los achaques del país donde antes se halla- ban, y los misionarios con facilidad asistidos, y tiene asimismo dado principio a otra población, riberas del dicho río Tuy, donde con mucho riesgos entró con su compañero a la reducción de los indios, siéndoles necesario hacer la fundación en aquella parte hasta tener más pacifica- dos los ánimos de aquellos naturales. Es todo cuanto se me ofrece que decir a Vuestra Majestad, cuya católica real persona guarde Dios. Caracas y febrero, 15, de 1693 años. Don Diego Bartolomé de Anaya (rubricado).

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