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526 PUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA 100 Acuerdos del Consejo de Indias en orden a las propuestas y peticiones hechas por el P. Ildefonso de Zaragoza relativas a la misión de los Llanos.— Madrid, 14 mayo 1692.— Original (AGI, Santo Domingo, 678). Visto en el Consejo el expediente del Padre Fray Ildefonso de Zaragoza, religioso capuchino, procurador de las misiones de la pro- vincia de Caracas y sus llanos, y las pretensiones deducidas en el me- morial por su parte presentado, se acordó y resolvió lo siguiente: 1.—En cuanto a la primera, sobre que las entradas que los reli- giosos hicieren en dichos llanos para reducir a los indios sea llevando en su compañía escolta de españoles armados, se ejecute como lo dice el señor fiscal en su respuesta de treinta de abril de este presente año. 2.—En cuanta a la segunda, sobre que los indios rebeldes que se sacaren de dichos llanos se repartan en las casas de los vecinos es- pañoles de la villa de San Carlos, a quienes sirvan por diez años, tres días en cada semana, en la forma que en dicha pretensión se refiere, se manda que dichos indios rebeldes y apóstatas sirvan a los dichos vecinos por los diez años, como lo dice el señor fiscal, para que en ellos los instruyan y eduquen, con calidad de que en los cinco prime- ros los mantengan, sustenten y curen sus enfermedades, y en los otros cinco últimos les paguen su jornal según y como se estilare. 3. —En la tercera, sobre que a los vecinos de los pueblos de San Sebastián y Guanaguanare se les conceda lo mismo que a los de la villa de San Carlos, con lo demás que en ella se deduce, se ejecute lo que queda resuelto a la segunda. 4.—A la cuarta, sobre que no estimándose el medio referido por la prohibición del servicio personal, se elija otro congruente para que a los vecinos españoles se les remunere el trabajo y costos de las en- tradas, se manda que, pasados los primeros diez años, queden los indios en la misma conformidad y estado que los demás de aquella provin- cia de Caracas. 5 .—En la quinta, sobre que en dicho pueblo de Araure, que tiene más de mil quinientas almas de indios, se forme otra villa de españoles que eviten las fugas.