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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 521 los indios que se sacaren algún género de sujeción que se dé la mano con la enseñanza y doctrina de los religiosos, menos se podrá conse- guir el conservar los que hoy están reducidos, ni hacer cristianos a los que de nuevo se sacare, y, en caso que este punto no se asegure por medio de la asistencia y abrigo de los españoles, tienen los misio- narios excusada su asistencia en los dichos llanos y se verán precisados a pedir licencia a V. M. para que los envíe a otras partes o los mande retirar a España. Y en suposición de que la real clemencia de V . M. mandará dar la providencia que se necesita en este punto, siendo de su real voluntad, para que ésta se logre y aquellas misiones vayan en el aumento que se puede esperar y se consiga el fin que se pretende al mayor servicio de Dios nuestro Señor y bien de las almas, hacen a V.M. las súplicas siguientes: Súplica la.— Primeramente, que las entradas que los religiosos misionarios hicieren en los llanos para reducir los innumerables indios que hay en ellos, las hagan llevando en su compañía escoltas de es- pañoles armados, de los que son vecinos de la villa de San Carlos de Austria, cuya fundación se hizo a este fin y en cuya conformidad se han ejecutado las entradas que se hicieron desde el año de 1676 hasta 1687, con aprobación y en virtud de real cédula de V.M., y que los dichos españoles en las dichas entradas no puedan hacer guerra a los indios sin que primero sean por ellos acometidos, pues el fin no es de hacer la reducción por fuerza de armas sino por medio de la predicación evangélica, sacando mediante ella y la persuasión y ruego a poblar los indios en tierras altas, por no ser capaces las de los dichos llanos de situación permanente por las inundaciones que se experimentan todos los años. 2a.-.— Lo segundo, que de los indios que así se sacaren de los llanos, los que de ellos fueren rebeldes y apóstatas y fugitivos de dichas misiones, éstos se pueden repartir en las casas de los vecinos de la dicha villa de San Carlos, a quienes puedan servir por tiempo de diez años, tres días en la semana, dándoles de comer y de vestir y curándolos de sus enfermedades, cuyo medio, si pareciera premio por la asistencia, trabajo y gastos de los dichos vecinos en ejecutar dichas entradas, también se tiene por conveniente de los mismos indios, pues así se consigue el sustento y abrigo de los recién sacados y que en compañía de los españoles vayan aprendiendo a trabajar y

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