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18 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA adelanten en el gobierno y política nuestra y en aplicación al trabajo y más largamente se contiene en los autos que presentan desde el nú- mero 55 hasta 101. Y en cuanto al medio de que se pongan escuelas de la lengua castellana en los pueblos para que la aprendan los indios, lo tienen por muy conveniente si hubiese medios para sustentar los maestros que se hayan de poner, sobre que V.M. dará la providencia que más sea de su real servicio y con vista de lo que ahora informan obispo y gobernador. 7a. Cédula.— Por otra real cédula se hace cargo a los religiosos de que por su omisión se ha dejado perder el hospicio que tenían en la ciudad de Caracas, mandando al gobernador le haga restituir y re- edificar sin costo de la real hacienda. —Este hospicio es un cuarto o accesorio de las casas de Doña María del Rincón, mujer principal de aquella ciudad, quien le dio de limosna a los religiosos, y, mientras vivió, les asistía con todo lo necesario por un torno que se correspondía a su vivienda, y en las ocasiones que se ofreció de pasar por allí dichos religiosos para las misiones, vivieron en él, y, después que murió esta bienhechora, han sido muy pocas las veces que han vivido en él los misionarios por ser preciso entrar mujer que guise que comer y porque con la corta habitación se ha deteriorado la fábrica; ésta se compone de maderos y barro y, corno el sitio donde está es húmedo y han pasado muchos años sin vivir en él, se ha hecho inhabitable; y, a la verdad, hace poca falta por lo dilatado que está de las misiones, y, como los reli- giosos se quiere que asistan en ellas y no en Caracas, no han puesto cuidado en solicitar limosnas para su reedificación, porque, cuando algún religioso va a aquella ciudad a negocios de la misión, se la hacen los vecinos principales dándoles posada en su casa, particular- mente Don José de Brizuela, con quien tiene hermandad, y, siendo su residencia en dicha ciudad de pocos días, se hace poco gravoso. Y menos sirve el dicho hospicio para la curación de los religio- sos enfermos de las misiones, pues está muy distante de Caracas y es impracticable venirse a curar a dicha ciudad. Y donde pudiera ser cítil el dicho hospicio es en la villa de San Carlos, que está en la me- dianía de los pueblos de la misión, donde sirviera de abrigo y reposo

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