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514 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA Su trabajo y sudor, y que será bien se formen cajas de comunidad, de donde se sustenten y vistan los indios y se sustenten también los mi- sionarios y se provean las igesias, quedando afecto a dichas cajas el ganado de las misiones y todo lo que hubiere en ellas, procedido del trabajo de los indios, confiriéndose esta materia entre obispo, go- bernador y Prefecto de la misión, previniendo que, si hallaren algún inconveniente, dar cuenta a Vuestra Majestad. Señor: esta rel cédula sólo ha servido de mortificación para los religiosos de aquellas misiones y de desengaño para que más bien conozcan el pago que da el mundo a los que con tantos trabajos y desintereses sirven a Dios y a su rey. Los informes que motivaron su despacho fueron hechos sin verdad y sin prudencia alguna, faltando a la caridad cristiana y con deseo, al parecer, de perturbar el orden que se ha tenido hasta aquí en la administración de aquellos indios y no con el buen deseo que en todos debiera concurrir, de que se lograse el servicio de Dios en bien de aquellas almas y el santo celo de Vuestra Majestad. La verdad de lo que en esto pasa va referida en parte en el cuerpo de este memorial, y, aunque es así que todos los años procuran los religiosos en cada pueblo de las misiones se haga una labranza de maíz, les cuesta grandísimo trabajo con los indios para que la hagan, necesitando de que los mismos misionarios asistan personal- mente, siendo el fin para que los indios aprendan a trabajar y reco- nozcan los tiempos de cultivar y sembrar la tierra, y de ordinario son tan cortas las dichas labores, que, terciando bien el tiempo en sus frutos, no alcanzan ni para sustentar el pueblo dos meses del año; lo que así se coge es para consumirlo en el sustento de los mismos in- dios, tomando alguna parte los misioneros para el suyo. Y, en cuanto al algodón, es para que se convierta en el vestuario de los indios, sus mujeres e hijos, como se ha referido arriba, y nunca se ha podido tapar la desnudez de todos por la cortedad de cosecha del algodón, que todo es de poquísima entidad y sustancia. Las misiones tienen, entre chicas y grandes, hasta doscientas reses de ganado vacuno; éstas no son compradas ni proceden del tra- bajo de los indios, sino recogidas todas de las limosnas que hacen a los Padres los vecinos de aquella provincia en los hatos que tienen en aquellos parajes cercanos a la misión. Estas están juntas en un

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