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VF COLONIAL DE FUENTES PARA LA HIS 512 el Orinoco. Fue, habló con los indios, r econoció el paraje ser bueno y alto y a propósito para dilatar la misión por allí con cinco o seis pueblos; envió a llamar a los indios con sus co mPatos y por último fue en persona, sin haberlos podido en contrar no más que las ran- cherías. En estas diligencias estuvo cinco meses con hartos trabajos por aquellos dilatados llanos hasta el río Apure y cerca del Orinoco, pero en vano, como después supo, porque los indios que le guiaban le hacían dar testaradas por temor no los matasen los otros indios, viendo que llegaban indios a sus tierras. A este tiempo el Padre Fray Buenaventura de Vistabea pidió canoa con seis indios de los que habían licencia para ir por agua en qu edado en rehenes de los de la fuga del Tinaco, a salir a donde el suplicante e staba. Of reciéronle que, si juntaban su g ente y se pobla- ban en el Guárico, les darían re ligiosos y les enviarían sus parientes que es en San Francisco; y, habiéndoledado aviso de lo resuelto y que procurase verse con Fray B ue naventura y co municar la forma que podrían tener para r ecoger tanta multitud de g ente como había por aquellos parajes, sac ándoles a partes altas, pues eran sus mismas tierras en donde estarían libres y d e fendidos de caribes, desde 26 de marzo hasta tres de mayo anduvíerot buscándose el suplicante y Fray Buenaventura por agua, sin poderse en contrar, y, viendo que entraba el i n vierno y que, si le c ogían las aguas, no podría salir de los llanos, el su plicante se resolvió volver a la misiÓfl a dar cuenta al prelado; llegó a diez de mayo sin tener noticia del Padre Fray BuenaVtu, hasta que, después de ocho días, vinieron algunos de los indios que fueron con él y escribió cómo en el sitio llamado Ca- magu, cerca de Apure, diez días de c amino de la misión, agua abajo, había juntado cuarenta y seis f a milias y que habían ofrecido otros muchos de p oblarse y que había muchas n aciones allí cerca; pedía compañero ornamentos, algún s ocorro de mantenimiento y jun- tamente las f a milias que había en las m isiones del pueblo mal logrado del Tinaco; y, a unque el Padre Fray Pedro de Berja, P refecto, con sus muchas experiencias, c onoció no ser conveniente en viarlas y la malicia de los indios y que los re ligiosos a cien leguas de distancia no podrían ser socorridos ni ayudados, con todo atropelló para que se senga ña5en y envió al Padre Fray Arcángel de Abaida y todos los indios y muchachos que habían qu edado en rehenes en seis canoas

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