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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 511 Viendo el prelado y religiosos las pocas esperanzas que había de permanencia en los que habían quedado, envió el Padre Prefecto un indio de confianza para que con cautela explorase sus designios, y halló trataban de hacer fuga para el día siguiente, corno también lo avisó el Padre Fray Francisco de Alcaraz, pidiendo socorro, con cuyo aviso el Prelado y con parecer de los religiosos trató de impedir el daño y resolvió traer los que habían quedado al pueblo de San Fran- cisco de Tirgua, que es de indios ladinos y cristianos, y, para ponerlo por ejecución, se pidió auxilio al teniente de la villa, para cuyo fin se fundó de orden de V.M. Adelantóse el Padre Prefecto y halló ya prevenidas las canoas y sus ajuares de ollas y esteras sobre las barrancas del río; hablóles con cariño, pidiéndoles no se fuesen, y toda la noche los veló. Antes de amanecer llegaron los vecinos de San Carlos, con cuya asistencia les hizo un razonamiento y que, ya que no habían bastado caricias ni halagos, etc., habían de ir a vivir con los indios de San Francisco, que eran buenos y fieles, y, sin apremio ni violencia ninguna, los llevaron a dicha población, cargando las criaturas y viejos y diez o doce que habían ido a buscar más canoas. Cuando vinieron al pueblo y les dijo el Padre Fray Francisco cómo sus compañeros se habían ido a la otra población, los siguieron sin ruido ninguno y llegados al pueblo de San Francisco, como no tenían casas ni que comer, los repartieron a familias entre las de los indios, les señalaron tierras para hacer sus sementeras, los sustentó la misión de maíz y carne, y sólo veinte muchachos y muchachas se encargaron a los vecinos de San Carlos, que está media legua del dicho pueblo, no en servidumbre, sí para que les diesen de comer y hasta que se quietasen sus padres. A pocos días de lo referido sucedió que salieron de los llanos quince indios con sus mujeres e hijos al sitio del río Guárico, por la banda del sur, a que dio aviso a la misión un vecino dueño del hato de ganado en aquel paraje, diciendo cómo eran de nación guaiquires y que decían venir del Orinoco, huyendo de los caribes que habían muerto a sus parientes, y que se venían a favorecer de los españoles, y que, aunque se había dado aviso a Caracas, ni gobernador ni obis- po hacían caso por la mucha distancia, con cuya noticia se envió al suplicante a verlos y hablarlos, reconocer el paraje y ver si podían llamar a sus compañeros, que decían ser muchos y que estaban sobre

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