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506 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA mandando al gobernador esté a la mira de como obran los misioneros en esta materia. Y venerando con profundo rendimiento las órdenes de V. M., como quiera que éste es el punto más grave que se ofrece tratar y en que únicamente consiste no sólo el adelantamiento de las misiones sino la manutención de ellas, tienen por inexcusable los Padres misionarios poner en la Real consideración de V.M. los pun- tos siguientes: —Lo primero, afirman que los indios de aquellos dilatados lla- nos, como se ha dicho, son los más inútiles, rudos y bárbaros de cuantas naciones habitan la América, que viven sin ley ni otra suje. ción alguna, pues aun los hijos no la prestan a los padres, de forma que en sus operaciones apenas se distinguen de los brutos, como más largamente se ha referido en este memorial y se contiene en las in- formaciones, y que asimismo que en los dichos llanos adentro no se pueden hacer pueblos por ser incapaces de permanencia a causa de las referidas inundaciones. —Los segundos, que por estas causas se ha tenido y tiene por preciso sacar a los indios para poblanos a las tierras altas cerca de donde ahora lo están, y, habiéndose ejercitado en esto por más tiempo de veinte años todos los misionarios, aunque en ellos consiguieron sacar más de dos mil indios e hicieron diferentes pueblos, no fue po- sible entablar en ellos la estabilidad de que viviesen congregados en alguna policía y así se gastase el dicho tiempo en una continua repe- tición de fugas, hasta que todos los más de los indios se fueron de una vez, dejando muerto a Fray Plácido y cometidos otros delitos de que se hicieron reos y delincuentes, resistiendo no sólo que se les predicase la ley evangélica en sus tierras, sino embarazando el paso de los misio- narios para que la pudiesen ir a predicar a las otras naciones de los llanos, sus circunvecinas y más dilatadas. —Lo tercero, que, viendo los Padres misionarios cerrada la puerta por la resistencia de estos bárbaros a la predicación del santo Evangelio y que en los dichos veinte años se había podido hacer tan poco fruto en ellos por la falta de alguna sujeción que reconocían por precisa para que, enseñándoles a ser hombres, mejor se pudiera lo- grar el fin de que fuesen cristianos, se ocurrió en Caracas, como se ha dicho, donde, con vista de lo que pasaba, se determinó fundar la villa de San Carlos y que con los españoles sus vecinos entrasen nue-

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