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12 PUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA más de trescientos los que ha habido en él, murieron los 17 y de éstos los más fueron por haberlos traído de los campos tan malos que no tenían remedio. Debo decir a V. M. que, si no fuera por estos Padres, hubiera sido el daño corporal mucho mayor, y el espiritual tan grande que los que han muerto, las tres partes fueran sin sacramentos. V. M. ha hecho a esta provincia con la venida de estos Padres el mayor bien que jamás pudo esperar. Luego que cesó la enfermedad, partió de aquí con tres compañeros el Padre Prefecto a los llanos, a empezar la reducción de los indios guamonteyes".` A eso hemos de añadir que el mismo comportamiento tuvieron los otros Capuchinos que quedaron en la parte de Cumaná, asistiendo también a los apestados de la ciudad. Fue ésta digna preparación para iniciar la evangelización de los indios, tanto de los que estaban en la parte oriental como en los Llanos de Caracas. 5 .—El P. Magallón partió efectivamente para éstos con tres religiosos más: PP. Rodrigo de Granada y Antonio de Antequera con el Hno. Fr. Bartolomé de Pamplona. A tal objeto de comenzar allí su apostolado, el Deán y Cabildo de Caracas, estando aún la sede vacante, dieron a los misioneros amplias facultades para que no sólo cumpliesen con el ministerio de reducir y evangelizar los indios, sino también para que administrasen los sacramentos a cuantos españoles se encon- trasen por aquellas partes. De tal modo que, "habiendo recibido a dichos religiosos como varones apostólicos, dignos de toda veneración, y habiendo dado a todos los sacerdotes poder y facultad para predicar el santo Evangelio y administrar el sacramento de la penitencia a todo estado de fieles, varones y mujeres, en todo este obispado, se la damos asimismo para que con la bendición de Dios nuestro Señor vayan a la dicha conversión y en el pueblo referido y en los demás que se pobla- ren de guamonteyes y donde quiera que estuvieren, y a los demás gentiles de los dichos llanos, donde quiera que los hallaren, los catequi- cen, enseñen y administren los sacramentos necesarios a su salvación, y lo mismo hagan a los españoles que se hallaren en los dichos llanos y pueblos, negros y mulatos, cautivos y libres, y confiamos en la mise- ricordia de Dios nuestro Señor y de la santa y loable vida de dichos religiosos, de que tantas experiencias nos dejan, que su doctrina y buen ejemplo ha de despetar para la gloria de Dios aquellas almas dormí- 17. Carta de Porres y Toledo al rey, Caracas, 10 noviembre 1658 (¡bid.).
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