BCCCAP00000000000000000000506

MISION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 499 mucha rusticidad de estos bárbaros, pero con igual amor y cariño de los rnisionarios, buscando éstos para el Sustento de los indios lo que por medio de las limonsnas podían granjearles para su alivio y agasajo, dándoles herramientas para que fuesen aprendiendo a trabajar y labrar los campos para su aprovechamiento; mas ellos, como tan inconstantes y dados a sus vicios y holgazanerías, apetecían, corno bestias, la queren- cia de sus llanos, y así se volvían en cuadrillas a los montes, llevándose muchos cristianos. Volvían los religiosos con imponderable trabajo a buscarlos y con caricias y agasajos los volvían a sacar, y, sin experimen- tar en los dichos pueblos ninguna sujeción ni servicio, se volvían a huir, durando estas circunstancias, entradas y salidas más tiempo de veinte años, sin poder adelantar la obra, hasta que el año de 64 mata- ron al Padre Fray Plácido de Belicena, porque les persuadía y embara- zaba, en la parte que le era posible, sus fugas y distracción; y así se fueron todos los más, dejando casi desiertos los pueblos con inexplica- ble dolor y sentimiento de los Padres misionarios, los cuales, recono- ciendo el poco fruto que podían hacer por el embarazo de la sublevación de dichos indios que ya se miraban como enemigos, y que el bien de haberles anunciado lo que les convenía para su salvación, lo pagaban tan mal, que no sólo resistían se prosiguiese la predicación en ellos y sus paisanos, sino que embarazaban el paso para poder ir a predicar a otras naciones sus circunvecinas en los dichos llanos; y frustrado el medio de poder hacer las entradas por sí solos, sin llevar alguna escolta de españoles para resguado de sus personas, y que ejecutándolas así convendría también ponerles algún género de sujeción que les redu- jese a ser hombres para poderles enseñar a que sepan ser cristianos, re- solvieron acudir a la ciudad de Caracas; y, con efecto, fue a ella el Prefecto que entonces era de las dichas misiones, Fray Pedro de Berja, y, habiendo dado cuenta de lo que pasaba al gobernador y capitán ge- neral de aquella provincia, se hicieron diferentes juntas del dicho go- bernador, los dichos cabildos, eclesiástico y seglar, los prelados de las religiones y don Rodrigo Navarro de Mendoza, que a la sazón se halla- ba visitando aquellas cajas; y, consideraba la materia con el celo y apli- cación que convenía, determinaron que cerca de la dicha misión se fundase un pueblo o más de españoles para que éstos sirviesen de res- guardo a los misionarios e hiciesen alto para impedir las fugas de los indios, y en las entradas que se hiciesen a los llanos sirviesen de escol-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz