BCCCAP00000000000000000000506

MISrON DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 485 do su inutilidad tan grande que no son para sí mismos, mal pudiera haber para su sustento. Además que lo tengo por ocioso, porque los religiosos les han cogido el modo al gobierno que necesitan, no siendo de menos confianza y cristiandad éstos para fiárselo, que pudieran ser las justicias que se nombrasen, mayormente que esto está muy a los principios, pues el número de indios que regulo habrá en aquellas partes, pasará de dos millones de almas, y las pobladas hasta ahora serán poco más de tres mil. Con que parece es muy temprano para entrar a política cuando hay tan poca entre ellos, y quizá el mantenerse allí es por la libertad con que viven, y, si los sujetaran, no quedará ninguno. Los religiosos, señor, es cierto, los tratan como a hijos y sólo se les encargan aquello que reconocen pueden llevar sus pocas fuerzas, sin que se les siga más que el único interés de servir a Dios y a V.M., a quien no le han hecho costo alguno de su real hacienda, circunstancia digna de hacer memoria de ella, siéndoles más fáciles a estos religio- sos que a otros, por estar hechos a la mendicación y a la observancia de sus buenas costumbres, fervorizar el ánimo de los devotos a no cesar en socorrerlos, siendo el desinterés suyo en tanto modo que me han informado que, habiendo venido un religioso a pedir para una nueva reducción limosna de ganado, habiendo sabido se habían retirado y porque no era necesario por entonces, volvieron las libranzas que les habían dado los vecinos, siguiendo la opinión de San Francisco, sin tomar otra cosa que lo preciso para su sustento. En virtud de motivos tan eficaces fuimos de parecer el rerendo obispo y yo de suspender su ejecución y dar cuenta a V.M., como lo hago, quien en su vista man- dará lo que fuere de su real servicio, cuya C.R.P. guarde Dios los muchos años que la cristiandad desea y ha menester. Caracas y sep- tiembre, 30, de 1690 años. El Marqués del Casal (rubricado)

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz