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484 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA capuchinos con la advertencia de que, si pareciese que por algunos años continúen en doctrinarios dichos religiosos para su consuelo y más seguro logro de su conservación, con la advertencia de que, erigidos en doctrina estos pueblos, han de empezar a correr y contarse los diez años de relevación de tributo que V.M. les tienen concedido, mandán- dome lo comunique con el reverendo obispo y que, si se ofreciese al- guna dificultad digna de reparo, se suspendiese su ejecución, hacién- dose relación del informe que habían hecho a V.M. de estar quietos y pacíficos y haber muchos años que recibieron el bautismo, y que sólo les faltaba la política y aplicación; y, cumpliendo con la real volun- tad de V.M. pasé a las casas del reverendo obispo el día 26 de éste, en donde celebré la junta, citando a ella dos religiosos de dichas mi- siones, que se hallaban en esta ciudad, llamados Fray Pablo de Ori- huela, Prefecto que acababa de ser, y Fray Ildefonso de Zaragoza, apo- derado de ellas, religiosos que ha más de 15 años trabajan en este santo ejercicio, para que nos informasen con individualidad del hecho de esta materia, como lo hicieron por un escrito que presentaron, por el cual y por informaciones que sobre este punto y otros han hecho consta de la incapacidad, rudeza y torpeza de sus limitados entendi- mientos, que por expresarlo más latamente en otro de este día y cons- tar por dicho escrito e informaciones, no repito en éste; sólo sí que, habiendo reconocido lo referido, me parece no ser conveniente por ahora el haber movimiento con ellos, pues es un gentío éste que, cual- quiera novedad, no quedara alguno en las poblaciones, de que se seguirá el inconveniente tan crecido que se experimentaba en lo primitivo, antes que fundasen estos pueblos, que era venirse en tropa muchos de los indios de aquellas partes hasta las ciudades de Valencia y San Se- bastián, en donde su coraje e inclinación ejecutaba muchas muertes, insultos y robos, no pudiendo trajinarse los caminos de la tierra den- tro sin escolta de gente, pues de otro modo recaían en la tiranía de sus manos, y hoy, después que se puso este reparo y formaron estos pueblos, han cesado estos inconvenientes, y mediante que de orden de V.M. tengo un teniente y justicia mayor en la villa de San Carlos, en donde asiste alguna gente blanca, siendo aquella como cabeza de parti- do para las demás poblaciones, éste es bastante para el gobierno de ellas pues el acrecentar tenientes o justicias en los demás pueblos fuera cargar a los miserables indios a contribución para mantenerlos y, sien-

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