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MI5ION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 467 religiosos a otra ocupación ni ministerio que éste, y que si desde dicho tiempo han entrado siempre los religiosos por sí solos a los llanos adentro por territorios desiertos muy dilatados y por ríos cau- dalosos, como lo hizo el Reverendo Padre Fray Pedro de Berja por los años de cincuenta y ocho y cincuenta y nueve, que entró en las tierras del río Pao, entonces desiertas, reduciendo los indios que va- gaban por ellas, en cuyo sitio les hizo un pueblo nombrado San Fran- cisco, continuando en los tres años siguientes la entrada a dichos lla- nos, sólo sucediéndole en dos ocasiones haberlo cercado los indios para matarlo, de cuyo peligro le libró Dios, consiguiendo sacar más de sesenta canoas de indios en que había cerca de mil almas, las cuales pobló en tierras habitables altas, libres de anegadizo y cómodas para la vida común y política, y, estando todos los más ya catequiza- dos y bautizados, se huyeron la mayor parte. Al año de sesenta y cuatro, habiendo entrado dos veces el Padre Fray Plácido de Belicena, por sí solo, redujo más de cuatrocientas almas y, habiéndolas ya po- bladas y muchas bautizadas, a los cuatro meses sin más ocasión que procurar no se volviesen a los montes, mataron dichos indios a este religioso, volviéndose al paganismo; y asimismo si saben que por los años de sesenta y ocho y setenta entró otras dos veces el Padre Fray Diego de Marchena y habiendo formado otro pueblo con los indios que sacó debajo del río Pao, dentro de poco tiempo se volvie- ron a los montes, digan, etc. 2a . —Iten, si saben que los años de setenta y nueve entró el Padre Fray Gabriel de Sanlúcar por el río de la Portuguesa, habiendo tomado multitud de indios, no pudo conseguir el reducirlos, antes le quitaron las canoas y trastes y se vio obligado a salir a pie por tierra muchas leguas, padeciendo hambres y trabajos, y después, habiendo vuelto a entrar con el Padre Fray Diego de Marchena, trajeron hasta Cincuenta y seis almas. Por los años de ochenta y uno y ochenta y dos y en el ochenta y tres entró el Padre Fray Pablo de Orihuela y sacó más de doscientas y treinta almas, y el de ochenta y cinco entró el Padre Fray Buenaventura de Vistabella y no sacó más que dos indios por haberse huido los demás que halló, y el dicho ochenta y seis el Padre Fray Ildefonso de Zaragoza, sacó hasta ochenta y cinco almas, digan, etc.

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