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Expuestos quedan en la antecedente introducción algunos puntos y dilucidadas algunas cosas que nos han parecido de interés para ilustrar la historia de esta misión capuchina. Por idéntico motivo queremos ahora, siguiendo el orden cronoló- gico de acontecimientos, dar un resumen de esa gloriosa historia en varios capítulos, los que vendrán a ser continuación y casi una segunda parte de esa introducción. Y hemos creído no sólo acertado sino útil y hasta necesario hacerlo así, en primer lugar, porque únicamente de este modo puede darse a conocer todo el desarrollo de la misión, con las muchas dificultades que fue preciso superar para lle- varla adelante. Sólo así también podrá darse perfecta cuenta de la organización que se le fue dando en el correr de los años, e igual- mente de los progresos conseguidos a costa de mucho tiempo, de incon- tables trabajos, de increíbles esfuerzos y sacrificios de parte de los misioneros, lo que de otra manera pasaría desapercibido o no sería justamente valorado. Además, no es tan fácil apreciar cuanto ha supuesto la obra misional, tanto si se mira desde el punto de los que la realizaron como de los que se beneficiaron de ella: el mérito imponderable de la reduc- ción de los naturales que en 1658 poblaban los denominados Llanos de Caracas, la instrucción y evangelización de los mismos hasta hacerles entrar en la vida política y social, sobre todo teniendo en cuenta su carácter eminentemente inconstante y libertino, e igualmente la forma- ción no de uno o varios pueblos sino de muchos, tantos que superan el centenar, etc. Lo mismo que es preciso ponderar esa obra sobremanera meri- toria, la que cuanto más se estudia más parece empresa de gigantes y de héroes, es de justicia dar a conocer lo que corresponde a cada uno de los operarios que, dignamente y con esfuerzo casi sobrehumano, tornaron parte en ella, haciendo destacar sus nombres y los respectivos méritos.