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132 PUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA Aunque tal permiso se refería concretamente al río Tinaco, sin embargo, era prácticamente lo mismo, por cuanto, como decían algu- nos vecinos del Pilar de Araure, tanto el Tinaco como el Pao y Co- jedes entraban casi juntos en aquel territorio y eran idénticas las ventajas que los tres ofrecían para la fundación de una villa.' Apoyándose más que en esa cédula de 1724 en la de 1702, el P. Salvador de Cádiz, Prefecto, se dirige al gobernador D. Diego Portales y Meneses para pedirle el cumplimiento de tal concesión, a lo que éste accede, ordenando el 27 de agosto de 1727 se formase la enunciada villa cerca del río Pao y en el paraje denominado Paraima. Y para que todo se llevase a cabo con más feliz resultado, somete su ejecución a un vecino de la villa de San Carlos, D. Diego Morillo Frisero, a quien nombra justamente "su lugarteniente de capitán ge- neral y justicia mayor de la gente así agregada en dicho sitio de Pa- raima", ayudando a los misioneros en sus entradas a la reducción de los indios, pudiendo nombrar cabos que dirijan y gobiernen dichas entradas ." En tal nombramiento se hace notar que en el mencionado sitio de Paraima había un agregado de vecinos españoles o pardos con ca- sas e iglesia decente y además con su cura que administraba los sacramentos, y con ellos y los que se fuesen agregando se formaría esta nueva villa al frente de la cual estaría ya desde entonces, como teniente de justicia, el mencionado Morillo, al que delega su autori- dad el gobernador.50 Y desde entonces comenzó a fundarse esta villa, del río Pao por los misioneros capuchinos, y de la calidad, méritos y servicios de D. Ignacio Sánchez de Nadales"). 48. Ibid., declaración de los vecinos y testigos de Araure, 10 marzo 1732. 49. Nombramiento de D. Diego Morillo Fresero para teniente de la villa que se fundaba en Paraima, Caracas, 7 septiembre 1727 (Archivo Arquidioce sano de Caracas, Capuchinos). El 12 de febrero de 1728 el Prefecto P. Barto- lomé de San Miguel decía al P. Salvador de Cádiz que éste dijese al gober- nador cambiase los tenientes de Cerritos de Cocorote y el Pao (Archivo de la Academia Nacional de la Historia. Cota V-99, Tomo cuarto de misio- nes, ff. 65-82). 50. No deja de llamar la atención eso de que ya había allí un agregado de españoles o pardos; reconociendo la verdad hay que afirmar que, efectiva- mente, allí ya existía, al menos desde 1718, ese agregado o pueblo que llevaba el mismo título puesto a la villa, San Juan Bautista. Lo testifica, por ejemplo, lo consignado en la visita hecha por el obispo García Abadiano en 1746, diciendo que en dicha villa estaba el libro de entierros que
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