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XIV INTRODUCCION Es verdad que no existe un documento oficial, una cédula, por ejemplo, que señale taxativamente el terreno o campo concreto de esta misión, sin embargo, en múltiples cédulas e incontables documentos se habla siempre de ella como misión "de los Llanos de Caracas o de la provincia de Venezuela", cuyos límites hemos descrito anteriormen- te.' Es decir, que a la labor evangelizadora de los Capuchinos fueron encomendados desde 1658 los indios que poblaban esos Llanos que se extendían desde el Boconó, Guanare, Portuguesa, Apure y siguiendo la banda izquierda del Orinoco hasta alcanzar toda la jurisdicción de San Sebastián de los Reyes. Posteriormente desde 1762, aunque por pocos años, esta misma misión se extendería por las regiones del alto Orinoco y Río Negro, e igualmente desde 1771, si no precisamente descubiertos sí reconocidos con detención los terrenos existentes entre el Meta y el Apure, allí pasarían del mismo modo los Capuchinos de los Llanos, no obstante ser terrenos de la provincia de Barinas donde fundarían más de quince pueblos. Por eso, tratando de fijar concretamente los límites reales que tuvo esta misión en los últimos años y refiriéndonos al territorio actual de Venezuela, pueden señalarse los siguientes Estados, aunque no en su integridad: Los de Yaracuy, Lara, Cojedes, Portuguesa, parte del de Apure y Barinas, todo el Guárico y parte asimismo del de Aragua. Y teniendo en cuenta los miles de kilómetros cuadrados que eso supo- ne, las dificultades sin cuento de las comunicaciones y viajes y los peligros existentes, incluso para la vida, uno no puede por menos de admirar y ponderar lo andariegos y activos que tuvieron que ser aque- 6. No es de extrañar esa indeterminación. Eso mismo sucedió, por ejemplo, al establecer o erigir la misión de Cumaná, diciéndose de modo generaJ "los Llanos de Cumaná", la provincia de Riohacha o Santa Marta, la "jurisdicción de Maracaibo". 7. Entonces no sólo fueron autorizados sino enviados oficialmente a la evangelización de los pobladores de los terrenos entre el Meta y Apure. Debido anteriormente a la poca fijeza e indeterminación de los límites y quizás en su afán de extender demasiado el territorio de la misión, los Capuchinos tuvieron sus encuentros, los años 1712 y aun posteriormente, con los PP. Dominicos que tenían sus misiones en terrenos jurisdiccionales de Barinas, pero tales roces fueron en un todo pasajeros y de ninguna trans- cendencia. No comprendemos, por eso, el realce que les da V. Tosta (Cfr. su obra: Crónica de Barinas, 1, Caracas 1970, 258 s.).

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