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uIO LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA Mientras ésta llegaba a Roma, se cursaron al Gobierno las dos exposiciones acordadas en una reunión a la que asistieron el Excmo. Sr. Internuncio, Monseñor Marchetti; Monseñor Sixto Sosa, Obispo de Guayana, Dr. Juan de D. Méndez y Mendoza, Secretario-Director del Ministerio de Relaciones Interiores y Delegado del Gobierno, Monseñor D. Nicolás Navarro, Deán de la S. I. de Caracas, y por parte de la Orden Capuchina, el sobredicho P. Visitador, M. R. P. Félix de Ve- gamián (1). "Sr. Ministro de Relaciones Exteriores. A fin de poder cuanto antes dar principio a la obra de las Misiones entre los indígenas, obra de verdadera civilización y hacia cuya utili- dad y necesidad el Gobierno venezolano ha dirigido ya su atención, pre- sentando a propósito una ley que fué aprobada, se hacen a la memoria los puntos siguientes: 1.0 La experiencia demuestra que la obra de las Misiones es sólo eficaz cuando se asigna a una Orden Religiosa un territorio netamente limitado, dejando al Superior de la Misión libertad de acción en todo lo concerniente al modo de disponer, agrupar, mudar los Misioneros. 2.' Demuestra asimismo la experiencia que para lograr el efecto • deseado, conviene que el Misionero solo se ponga en contacto con los indios, evitando que éstos sean molestados, alarmados, ofendidos en SUS • sentimientos, sobre todo en lo tocante a sus mujeres, bienes o libertad personal. Con los adultos que el Misionero habrá de encontrar en llegando al territorio, no es de esperarse resultado: éste será sólo negativo, dándo- se el Misionero por bien servido si el indio no le molesta, aunque no se adapte a la vida civil. De ahí que tales Misiones sean obra dificil y de suma paciencia, no halagadora con la esperanza de un efecto inmediato y que sólo pueden llevarse a cabo por hombres movidos de un alto ideal r dotados de gran espíritu de sacrificio: habiendo de ser principalmen- te dirigida su acción a los niños, atrayéndolos, educándolos, habituán- dolos con escuelas apropiadas a la vida civil y de asiento. 3.0 Para emprender este difícil y complejo trabajo los Misioneros necesitan tener como base de operaciones poblaciones civilizadas, ya para proveer a sus necesidades materiales y morales, ya, en fin, para la buena marcha y continuación de la misión misma, siendo necesario también que tengan lugares relativamente vecinos de clima menos la- (1) Una copia de estos documentos se consrva en el Archivo de esta Custodie de Venezuela.
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