BCCCAP00000000000000000000505
MISION DEL CARONI.—CAPITULO IV 73 el Ilmo. Sr. D. Fray Antonio González Acuña, para ser reci- bido solemnemente por el Gobernador y Maestre de Campo, D. Francisco Dávila Oregón, y Cabildos Eclesiásticos y Civil, y de allí bajó en procesión a la Catedral a tomar posesión del Obispado (1). Parece que hubo muchas dificultades para edificar la iglesia en la esquina de lirapal, por lo cual •el Sr. Marqués del Toro, que era muy devoto de la Virgen de La Merced, cedió parte del gran solar de su palacio, e improvisada una capilla y algunas celdas para los Religiosos en 1681, se ins- talaron definitivamente en el lugar que actualmente ocupa. Acerca de la devoción del pueblo caraqueño a la Virgen Mercedaria, copiarnos el iarticulo publicado cii el Diario El Universal firmado por "Un caraqueño", quien tomó los da- tos de las Leyendas de A. Rojas: "El culto de Nuestra Señora de La Merced acrecentóse en Caracas, con los extraordinarios sucesos acaecidos cuando el fuerte temblor (tel 21 de octubre de 1766. Era cura de La Pastora el virtuoso sacerdote ca1is Bello, meritorio por su saber, edad y amor y caridad cristia- nas, que, al decir de las tradiciones, murió en olor de santidad, y ha- llándose el Obispo Diez Madroñero en visita pastoral a pueblos cir- cunvecinos, recibió una carta de aquel sacerdote rogándole hiciese trasladar a la Metropolitana la Virgen de Las Mercedes, porque tenía presagios de que algún grave suceso señalarla el día de Santa Ursula. Prestando oídos a la súplica del Padre Bello, el prelado diocesano or- denó la traslación de Las Mercedes a la Catedral, constituyendo este hecho un acontecimiento para los creyentes, que en gran número con- urrieron a este templo a recibir solemnemente a aquella Virgen. Por su parte, el venerable Padre Bello excitó a sus fieles más queridos a que le acompañasen a orar en la iglesia de La Pastora, durante la noche del 20 al 21 de octubre, comunicándoles lo sombrío de sus presentimientos y exhortándolos a la oración y el recogimiento. Coincidió con las predicciones del Padre Bello, la de un pobre loco, popular en la población, nombrado Saturnino, quien con un monótono estribillo recorría las calles 'de la población anunciando la ruina de la ciudad para el día de San Bernabé. Al decir de Ibarra, en su estudio acerca de los temblores de Caracas, la víspera del 21 de octubre, Saturnino precisó su profecía y tomando el camino de la (1) Véase Luis A. Sucre, Gobernadores y Capitanes Generales de Venezuela, págs. 130 y 170.—Garacas, 1928. ?(
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz