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56 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA rra, política. . . él lo sabía todo; y lo sabia por grandes principios y conocimientos particulares. Pesar las fuerzas respectivas del ejército, discutir los intereses de la República, estudiar las pretensiones de al- gunos Jefes, disipar sus rivalidades, conocer las costumbres, las in- clinaciones, el carácter de sus conciudadanos, hasta los nombres, los talentos y la capacidad de los particulares.... ¡qué! Todo esto hacia con tanta gracia, que cualquiera hubiera dicho que Bolívar había ha- bitado en todas las partes (le Europa, que había sido elevado en todas las Cortes, tratado con todos los Ministros, familiarizádose con todos los sabios y asistido a todos los Congresos y reuniones diplomáticas. Sirnon oir consilii. Pero no es posible, Sres., reunir bojo un punto de vista, ni aun los sucesos más clásicos que confirman el talento y el valor del ja- mortal Bolívar. Boyes y Antoñanzas llegan hasta las puertas (le Cara- cas, los patriotas gimen bajo la cuchilla exterminadora; sólo Bolívar superior a las desgracias, a los infortunios, a las persecuciones, a las calumnias y a si mismo, no deja de repetir sus promesas a los vene- zolanos. No envainaré jamás mi espada, hasta que la libertad de mi patria esté completamente asegurada. En efecto, Bolívar con más va- lor que Anaxarco a la presencia de Nicocreonte (1),con más mag- nanimidad que el centurión Mcvio delante del Emperador Antonio (2); con más constancia que Epaminondas al frente de sus soldados; con más serenidad que Alejandro (3) animando a su ejército; anima- ba este Atleta a sus compañeros; y los sucesos militares en los campos del Yagual, de Calabozo, de la isla Margarita, (le Boyacá y la jornada memorable de San Félix coronaron las sienes del Libertador como en otro tiempo las de Anibal con las conquistas europeas. Otros hombres han hecho grandes cosas disponiendo para ellas de medios proporcio- nados, Bolívar de poco hizo mucho. Su ingenio fecundo, constante, emprendedor, nunca lo abandonó en la desgracia, y del estado más abatido voló siempre a una grande acción. Me admiran por cierto las victorias reportadas de los guerreros antiguos: son dignos, no hay duda, (le loor y alabanza un Marco Atilio triunfador de los salentinos, un Menecio Agripa de los Sabinos, un Setimio de los Arabes, un Julio :1 César de los Africanos (4); pero ¡Bolívar!, ¿tenias por Ventura en tu mano la fuerza de Aníbal, acompañado de lanzas, pertrechos de guerra tan numerosos, del poder cartaginés? ¿Podía compararse tu fuerza (1) Tunde, tunde, o Tyrane, Anaxarehi vasculum, Anaxarchi autem constantiam non teris. Brus. lib. 2. cap. 2. ex Plut. (2) lugulari me jube, quia non salutis beneficio, nec mortis supplicio adduci possum, ut aut Csaris miles csse desinam, aut taus esse ineipiam. Brus. lib. 2. cap. 1. (3) Cum ad conflictum comparebat Alexander Macedo, sic milites accendebat ut ipso prsente, nec arma, nec hostes timerent, non labores, nec imminetem mortem. Plut. de gest Alex. (4) Offic. Tex., lit. 5. Alex ab Alex. lib. 6 cap. 6. - •

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