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38 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA y en el comercio, llevando una bolsita pendiente de una vara, que ofrecía a todos para que depositaran su limosna (1). Con limosnas por él recogidas se levantó el hermoso tem- plo de la Divina Pastora; y cuando ya estaba concluído, lo or- na,mentaron lujosamente los Presidentes de la República, que no negaban nada al P. Olegario de cuanto les pedía para ador- nar su iglesia. Vivió siempre en gran pobreza, dando a los po- bres todo cuanto le producía la Parroquia, por lo cual era muy venerado. Murió en los primeros días de octubre de 1900. Su entierro fué un acontecimiento en esta ciudad, y está enterra- do en el presbiterio de la iglesia por él construida, en el lado del Evangelio. EL P. JOSE DE MARAURL—Fué otro de los Religiosos de esta época que murieron en olor de santidad; al ser cerrado por el Gobierno en 1849 el convento de San Felipe, pasó a la Parroquia de Petare y se consagró al servicio de los pobres y enfermos; fundó el pequeño Hospital que se conserva en aque- lla villa, recogiendo en él los enfermos pobres de la población y de los campos, atendiéndolos él personalmente y procuran- do la salud del cuerpo al mismo tiempo que la del alma. Mu- rió el año 1895, dejando en pos de sí el buen olor de sus mu- chas y grandes virtudes (2). PP. ANTONIO FRANCISCO DE BARCELONA Y NICO- LAS DE IGUALADA.—E1 primero fué enviado el año 43 a la villa de El Pao de San Juan Bautista, ganándose muy pronto (1) Al llegar cierto día al almacén de los hermanos Santana, el cajero, que lo era Don Carlos, depositó disimuladamente una onza de oro en la bolsita del P. Olegario, el cual, al salir del almacén, tuvo cu- riosidad de saber cuánto le habían dado, y viendo la onza, como no estaba acostumbrado a recibir sino pequeñas limosnas, pensó que aquello había sido equivocación, y con la moneda en la mano entró de nuevo en el almacén diciendo: Don Carlos, V. se ha equivocado sin duda, u en vez de un fuerte me dió una onza. Admirados los Santana de tal honradez, dijo D. Marcos, que era el jefe de la casa: Sí, hubo equivocación y bien merece V. R. que en vez de una onza, le den dos; y así se hizo. (2) El hospital fundado por el P. Marauri encontró un digno su- cesor en el Pbro. Sergio Martín, sacerdote español de la Diócesis de León, el cual está consagrado desde principios de este siglo al servi- cio de los pobres enfermos en este asilo; ha reformado el local y au- mentado sus renlas de tal modo que pueden vivir holgadamente va- rias Hermanas Franciscanas, que asisten a los enfermos.

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