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CONCLUSION Causas ajenas a nuestra voluntad nos obligan a poner punto final a nuestro trabajo, que hubiéramos querido alar- gar insertando, como lo tenemos preparado, un estudio dele - nido y reflexivo sobre las causas que motivaron la dispersión de los Misioneros en el primer, tercio del siglo XIX, pues casi lodos los historiadores afirman que fué la revolución la única causa de que los Misioneros abandonaran sus pueblos. Esto no es del todo exacto, puesto que en algunos sectores de Vene- zuela, como en el Apure y Maracaibo, los Misioneros perma- necieron en sus puestos hasta después de la batalla de Cara- bobo, en 1819. y silos patriotas hubieran tenido en ese año un poquito de interés por restaurar las Misiones como fue más tarde el deseo de Bolívar, les hubiera sido cosa muy fácil yacedera. A nuestro juicio, la causa principal e intrínseca de que se acabaran las Misiones y se deshicieran, como consecuencia, la mayoría (le sus pueblos en la República de Venezuela, fué la incomprensión de algunos de los próceres de la indepen- dencia, que imbuidos en el espíritu revolucionario de la épo- ca, querían a toda costa salir de los Frailes, pareciéndoles que estos eran contrarios a su ideal, y que para nada los necesi- lahan, sin pensar que, si tenían patria y una República, en que estaban sometidos los índigenas, era debido a los sacrifi- cios soportados por los Misioneros por espacio de muchos años y aun de siglos enteros.