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EPILOGO DE LAS MISIONES 371 una, ponerse a cubierto de la miseria que colocó a sus prede- cesores en el triste caso (le abandonar la tierra, y otra, intro- ducir en las selvas de Guayana el beneficio de la ganadería. Después de muchos trabajos, volvieron los dos enviados, llevando cien cabezas de ganado mayor, con las cuales se for- mó efectivamente un reboño que, para fines del siglo XVIII tenía sobre ciento cincuenta mil reses, riqueza considerable, que fué origen de la importancia que lograron las Misiones del Caroní. Otras machas Doctrinas y Misiones se establecieron a más de las referidas en diferentes comarcas de Venezuela. La provincia de Caracas vió algunas dirigidas por Capuchinos aragoneses y andaluces; en la de Maracaibo, en las riberas del Apure, en tierras de Valencia, Barquisimeto y otras, se funda- ron varias. Y aunque en estos parajes la tarea de los Padres no fué tan difícil ni tan importante como en Barcelona, Cuma- ná y Guayana, produjo, sin embargo, el bien que hizo en todas partes, cual fué el de perfeccionar la obro que habían empe- zado las orinas, reduciendo ¡as pocas tribus indígenas que aún se manifestaban pertinaces en su odio, más bien que en su re- sistencia u los conquistadores, puesto que en el centro de Ve- nezuela y en sus comarcas de Occidente, apenas se vislumbra- ba uno que otro destello del antiguo espíritu guerrero de las tribus salvajes. Mm, injusto sería, sin embargo, negar a los primeros Mi- sioneros el prez que merece su celo por, la reducción de los ijedígenas; celo tan noble y puro como la fuente en que tuvo su origen. Empeñados voluntariamente en la predicación unos hombres que ignoraban la lengua de los gentiles, que des- conocían el país, que se introducían en él, o cuando hervía la guerra, o cuando había ésta sembrado por doquiera odios de muerte, cumplieron su Misión con un valor y una constancia que hace recordar en ocasiones el apostolado primitivo. . . lo- grando fundar vastos establecimientos. Los Franciscanos se hicieron notar, siempre por su desin- terés y mansedumbre evangélica y los Padres Ruiz, Cautín y otros varios no sólo se distinguieron entre sus hermanos pon' su virtud ejemplar', sino J)01 SU ciencia 11 sus recomendables

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