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370 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA vieron que abandonar los establecimientos que habían fun- dado. No fué sino en 1724 cuando lograron los nuevos Misione- ros asentarse de firme en Guayana, dando los primeros fun- damentos de las célebres poblaciones del Caroní y otras mu- chas, así del Bajo como del Alto Orinoco. El número de es- tablecimientos en el Caroní, a fines del siglo XVIII, era de treinta, entre Doctrinas q Misiones, con poco más de ventiún mil habitantes, indígenas la mayor parte. En esta última entrada no tuvieron que luchar los Padres Capuchinos con las grandes dificultades de penuria y de resis- tencia en que tropezaron sus predecesores...., siendo al tiem- po de su arribo muy distintas las circunstancias en que se ha- llaban los naturales respecto de los conquistadores. Y no se pasó mucho tiempo sin ver enteramente sometidas de buena voluntad, a su obediencia, algunas tribus ini portantes. . . Fué el caso que como dominaren los indios Caribes y los Cabres en el Bajo Orinoco..., se hicieron entre sí estas tribus, crueles guerras para conquistar un dominio exclusivo sobre el país y el derecho de vender a sus hermanos como esclavos. Los Cobres pelearon en 1720 con los Caribes y los derro- taron en las riberas del Catira. Huyendo los vencidos, pere- cieron millares al pasar por entre los raudales (le! Torno y la isla del Infierno, quedando uno solamente vivo, que los ven- cedores reservaron para que viese devorar a los prisioneros y llevase después a su tribu la noticia. El triunfo de Teb, Jefe de los Cabres, fué de corta duración, porque reunidos los Ca- ribes, cayeron sobre él en gran número, destrozando sus iUiCS- les y luego su pueblo, sin piedad, yendo las pobres reliquias a refugiarse en Cuchívero. . ., de aquí que cuando en 1724 lle- garon los Misioneros, hallaron el campo libre de enemigos y dispuestos los Guaganos poro recibir dócilmente el yugo del Evangelio... Por lo que hacen a la manutención, proveyeron de ella de un modo que hace honra a su prudencia, y fué el de enviar a Barcelona dos hermanos que, comprados o de limosna, con- siguieran algunas reses con que fundar un rebaño, pensando, y con razón, hacer con ello dos cosas buenas e importantes:

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