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364 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA después de Colón, Ojeda y Vespucci. Beneficiáronlas exclusivamente los indios guaiqueríes desde los tiempos más remotos, hasta que a principios del siglo XVI empez•aron a aprovecharse (le ellas los espa- ñoles establecidos primero en Cubagua, luégo en Cumaná; si bien no fueron los únicos, pues como en la península de Araya no había po- blaciones, los holandeses extraían la sal (le un terreno abandonado por la desidia a la industria de todas las naciones. Corrigióse el mal en 1622, cuando después de muchas tentativas inútiles para impedir- la usurpación de los extranjeros, se mandó construir cerca (le las sa- linas el célebre castillo de Santiago, cuyas fortificaciones costaron más de un millón de pesos fuertes. Pero una espantosa irrupción del Océano destruyó la fortaleza en 1796, y desde entonces se establecieron depósitos artificiales al norte de las colinas que separan el castillo de la costa setentrional de la península. El rey hacía vender la sal l)o1 su cuenta en todas las provincias, o arrendoba la salinas, y con el fin de organizar este ramo de ingreso público, ordenó en 1792 el estable- cimiento de una administración en las de Araya, que antes beneficia- han los indios pescadores o su antojo, pagando al gobierno anualmen- te una pequeña suma. Además de éstas poseía la capitanía general otras ricas salinas en las comarcas de Cum-aná, Barcelona, Margarita, Coro y Maracaibo. La provincia de Caracas las tiene hoy solamente en los Roques, pues las que eristian 'antes en la Tortuga se mandaron destruir por el gobierno, recelando éste que con ci cebo de ellas se apoderase de la isla alguna potencia extranjera, y des allí hiciese con la Costa-firme el contrabando. Hay minas de carbón de piedra en esta misma provincia, en las de Valencia o Carabobo, en las de Maracaibo, Coro y Mérida: de pez mineral inagotables en estas tres últimas: de azufre en las (le Barcelo- na, Coro y Mérida: fuentes de petróleo en las (le Trujillo y Cumaná (1). Esta comarca tiene azabaches y tierras propias para la fabricación de la porcelana. También la de Corneas, en cuya cordillera abundan igualmente el cristal de roca, la pizarra, el mármol, el granito, la pie- dra de cal y el yeso. Hemos visto ya que en diversas ocasiones empezaron los españo- les a beneficiar a lgunas minas de oro que después abandonaron. Las ültinias tentativas en este género fueron hechas en tiempo del inten- dente Don José Avalos, por unos mineros mejicanos que exploraron las tierras de las misiones del Caroní, cerca de la villa de Upata. Por malicia, tanto acaso como por ignorancia, anunciaron éstos que todas las rocas (le aquella comarca eran de oro, y lo que aun es más singular, establecieron hornos de fundición y fábricas de brocado; pero después (1) Hace casi un siglo, que el señor Baralt de quien tomamos es- tas noticias consignó en su Historia de Venezuela la existencia de fuentes (le petróleo en Venezuela. Actualmente se están explotando en toda la región del Zulia con grandísimo éxito y están denunciados otros varios lugares de la república

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