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AGRICÜLTURA Y GANADERIA.—CAPITULO IX 357 pitán Jerónimo de Aguayo, y el Rey le imponía en la conce- sión las condiciones siguientes (1): "1' Seáis obligado a llevar de los reinos de España cien hom- bres, los diez de ellos casados, con sus mujeres, y algunos oficiales y labradores, para hacer la población y cultivo de tierra, y que no va- yan como soldados. 2 Asimismo os obligáis a llevar a dichas provincias veinte ca- ballos y diez yeguas, veinte cabras, cincuenta ovejas y veinte puercas; llevaréis, además trigo, cebada y plantaréis viñas y olivares. 31 1 Otrosí: Porque me habéis dicho que quizá alguno de los ve- cinos que fuesen a poblar las dichas provincias quiera hacer ingenios (le azúcar en ellas, a los cuales será bien conceder las franquicias que están acordadas a los que funden ingenios en la isla de Nueva Espa- ña y Provincias del Perú, les concedemos prestados de nuestras ren- tas tres mil pesos por cuatro años para ayuda (le los facer. 4' Otrosí: Al primero que hiciere en esas provincias, y en su propio ingenio, cien arrobas de azúcar o cosechare cien fanegas de trigo o echada, o tuviere cinco potros nacidos en dichas provincias, o becerros, o cien corderos, o trescientos lechones, o una fanega de aceitunas, o diez orrobas de vino, sea franco por diez años y no pa- gue derecho alguno". Hermoso proyecto que no llegó a realizarse, a pesar (le las garantías que ofrecía el Rey a los colonos. En 1570, D. Anto- nio Berrío obtuvo parecidos privilegios (2) para hacer una fundación en Guayana. Al efecto, fué nombrado Gobernador de aquella provincia y llegó a establecerse con una numerosa colonia de agricultores, con sus familias, y una expedición de doce Misioneros Franciscanos, pero no pudieron sostenerse por la ferocidad de los indios Caribes, las enfermedades y lo térii de los arenales de las riberas del Orinoco. Por fin, un ataque violento del corsario inglés Hualker, dispersó total- mente la Colonia. Los tres proyectos fracasados de Las Casas, Aguado y Dei-río, uno después de otro, nos prueban hasta la evidencia el empeño de los Reyes de España de establecer en estas pro- vincias las colonias agrícolas y pecuarias; pero tropezaron siempre con la rebeldía de los indios Caribes. En cambio, en Occidente, fueron más afortunados, pues cuando D. Juan Pi- mentel llegó al Tocuyo por los años de 1580, siendo Goberna- dor de estas provincias, en un informe al Consejo de Indias, (1) Ricardo Capa. T. y, pág. 51. (2) P. Capa, pág. 49.

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