BCCCAP00000000000000000000505

1 LAS ENCOMIENDAS.—CAPITULO VII 333 tigado con la pena de perder su encomienda, como sucedió muchas veces, según veremos más adelante. 3. Las encomiendas, tal cual las concibió Colón y las apro- baron los Reyes Católicos, vinieron a solucionar, en aquellas difíciles circunstancias, muchas dificultades, fueron la recom- pensa de aquellos valientes guerreros que, después de arrojar la morisma (le España, pasearon nuestra bandera triunfadora por los países europeos, y, luego, cruzando los mares, conquis- taron un mundo desconocido, convirtiéndose después en celo- sos Misioneros; en sus haciendas doctrinaron los indios sal- vajes e hicieron de ellos ilustres ciudadanos, y lo que antes era una selva agreste, fué transformado en una población nume- rosa, salvando con su laboriosidad y la de sus indios encomen- dados a la colonia del hambre y (le la ruina. Suponer a uno de aquellos valientes capitanes de los Tercios Españoles que, después de haber conquistado un te- rritorio y pacificado a los indios, cansado de la milicia, pedía al Rey que le permitiera retirarse al campo y le hiciera mer- ced (le algunas hectáreas de tierra y poder tener un número determinado de indios a su servicio. El Rey se lo concedía, pero con ciertas condiciones que se le señalaban taxativa- mente en el documento. Ante todo, la concesión no era más que para sí y sus hijos, o sea, dos vidas, y tenía que doctrinar los indios y hacerlos cristianos, vestirlos, mantenerlos y cu- rarlos en sus enfermedades, obligándole como garantía a te- iierun sacerdote doctrinero, para que 103 administrara los Santos Sacramentos y les dijera misa. Así sucedió con Diego de Losada, cuando, tres años des- pués de haber fundado a Caracas, se retiró a su encomienda y fundó en ella el pueblo de Cubiro, cerca del Tocuyo. Y esos pueblos así fundados por los encomenderos, unidos a las cm- (lados de españoles fundadas por Reales Cédulas, constituye- ron las Colonias venezolanas, que fueron el sostén de los Mi sioneros que vinieron después a reducir los indios de Los Llanos, del Apure, del Meta, del Orinoco y Río Negro, y de las provincias (le Cumaná, Guayana y Barcelona. Las encomiendas no fueron, en su origen, un título para esclavizar los indios y aprovecharse de su trabajo, como al-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz