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LA JNSTRUCCION EN VENEZUELA.—CAPITULO VI 319 por lo menos lo necesario para ellos mismos, curtidurías pa- ra beneficiar las pieles, tejares para hacer el material con que edificar sus iglesias y casas; tenían trapiches para moler la caña; había carpinteros, albañiles, zapateros, herreros, de tal modo que las Misiones, en general, producían cuanto necesi- taban los indios y aún exportaban lo que les sobraba, y con el producto de su venta obtenían las herramientas que nece- sitaban, No estaba, pues, la Colonia venezolana tan atrasada en instrucción como se la quiere presentar, y la mejor prueba de ello es esa pléyade incontable de valientes guerreros que proclamaron la Independencia de la República y la defendie- ron en el campo de batalla en porfiada lucha por espacio (le diez años. ¿Dónde aprendieron o adquirieron la cultura y pericia (le que dieron pruebas, sino en los colegios que la Co- lonia tenía en todos los pueblos importantes de lo que hoy es República venezolana? Hemos de tener en cuenta que el desenvolvimiento de la Colonia fué muy lento hasta el año 1650, en que comenzaron las Misiones, pues, a pesar de ser Cumaná una de las primeras poblaciones (le españoles en el Continente americano, fué luego destruida por los indios, Pe- reciendo junto con los conquistadores y colonos cinco (le los re- ligiosos que la asistían. A este fracaso siguió en la misma ciudad el del licenciado Las Casas, más tarde Religioso Do- minico y Obispo de Chiapa, el cual coincidió con los prepara- tivos para la conquista de Méjico y después del Perú, y allá st. orientaron los conquistadores y aun los Religiosos Misio- neros. La conquista de estos (los grandes imperios indígenas y su cristianización absorbió todas las energías y personal (le la Madre Patria, por cuya causa, unida a la tenaz resistencia que opusieron los indios, la vida de la Colonia venezolana fué lánguida hasta el último tercio del siglo XVII, de modo' tal, que con fecha 2 de agosto (le 1702, se expidió en Madrid una Real Cédula, dirigida al Capitán general (le Caracas, que empieza así (1): "Mi Gobernador y Capitán general de Caracas Fr. Marcelino (le San Vicente, Prefecto (le las Misiones de Los Llanos, me ha representa- (1) Biblioteca N. de Madrid. Sig. 3.561.

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