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318 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA tedra, en la cual un Misionero Capuchino enseñara la lengua de los indios a sacerdotes que aspiraban a ser doctrineros, y a jóvenes para maestros de los indios. No siendo posible establecer maestros en las Misiones, conforme a las Reales Cédulas citadas, por falta de recursos y personal preparado, se constituyeron en maestros los mis- inos Misioneros, no tan sólo para enseñar la doctrina a los in- dios, sino también la lengua española y demás cosas necesa- rias a su estado incipiente (le civilización, y esto desde el co- mienzo de las Misiones, pues el P. Lorenzo de Magallón, que fué el primer Misionero que penetró en Piritu el año 1650, cuando dos años después se retiró por Real Cédula, dice, en el informe que presentó al Real Consejo de Indias, refirién- dose a los indios Cumanagotos, reducidos por él y sus compa- ñeros de Misión (1): Iniciados aquellos bárbaros en la vida política y cristiana, fueron instruidos por los religiosos en los misterios de la fe y preceptos de la ley de Dios, y se baulizarofl muchos adultos y más de doscientos niños, y de unos y otros había ¡michos que, no sólo sabían ayudar a Misa y la doctri- na cristiana en la lengua castellana, sino que habían aprendi- do a leer y eran maravillosos los progresos que hacíún aque- llas almas y edificante el fervor con que asistían a los divinos oficios. El P. Nicolás de Vich, al referirse al plan de vida que hacían los indios (le las Misiones de Guayana, dice (2) Todos los días después de Misa se tocaba la campana para el rezado, a que asistían lodos los indios de ambos sexos, los cuales se colocaban por orden en la iglesia, separados los hombres de las mujeres; cantaban con mucha uniformidad las oracíow's más esenciales del catecismo y luego se retiraban los casados a sus quehaceres, y se quedaba ci Misionero con los mucha- dios, instruyéndolos minuciosamente en la doctrina, en leer y escribir, en castellano. Además, los Misioneros enseñaban a los indios jóvenes música, artes y oficios; tenían siembras de algodón en todas las Misiones y tornos para hilar, con sus telares para tejer, (1) Biblioteca N. de Madrid. Sig. 3.561. (2) Flora Oratoria, obra, cit., T. IV, pág. 517.

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