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28 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA cuatro de los cuales fueron destinados a las Misiones de Perijá y la Goajira y los otros cuatro para las parroquias. Los treinta Misioneros contratados por el Gobierno para las Misiones, al terminar el año estaban en sus puestos. Once fueron al Caroni, de los cuales no tenemos noticia al- guna: el P. Guevara dice que casi todos murieron de fiebres palúdicas y a ellos se debe la reorganización de los pocos pueblos que existen en la provincia de Guayana. Otros sie- te, sin contar el Párroco de Caicara, se establecieron en el Alto Orinoco; cuatro entre el Apure y el Meta; cuatro en las Misiones de Cumaná; y cuatro en las de Maracaibo. Al comenzar en 1843 ci periodo presidencial de la Repú- blica el General Soublette, había treinta Misioneros entre los Indígenas y alrededor de sesenta Sacerdotes Españoles, to- dos jóvenes, en las Parroquias del Arzobispado de Caracas, Diócesis de Guayana y la región de Maracaibo. Ciertamente era un gran bien para la Iglesia y la República venezolana; y de no haberse atravesado la obstinada persecución del fu- nesto escritor D. Antonio Leocadio Guzmán, hubieran re- surgido los pueblos de las antiguas Misiones, y las fértiles regiones del Apure, Orinoco, Río Negro y Caroní serian hoy un emporio de riqueza agrícola y pecuaria; a tan porfiada per- secución se debe en gran parte el que los indios de esos territo- rios estén aún en estado salvaje y que hayan desaparecido flo- recientes poblaciones de las ricas sabanas de los Llanos, convertidas en desiertos solitarios. Hemos dicho obstinada persecución, porque comenzó al llegar los Misioneros de 1842, en "El Venezolano", hostilizándolos día tras día y duró todo el período de la Presidencia del General Soublette, tornando a los Misioneros como cabeza de Turco, para hostigar al Gobier- no (1); y cuando subió al poder en 1847 Monagas y el Direc- (1) Véase los Editoriales de "El Venezolano", por A. L. Guzmán. Tom. 2, año 1842 y sigs. En uno de sus números llegó a escribir: "77an comprado a expen- sas del tesoro, centenares de Frailes carlistas, para que vengan con la semilla de Torquemada a regenerar las creencias de Huldebrando y Fe- lipe Ii". (Véase Historia Contemporánea de González Guinán, T. III, pág. 262). De esta campaña indecorosa se queja el Rvmo. P. Alcaraz, Co- misario de los Capuchinos españoles, en dos cartas dirigidas al Ilmo. Sr. Arzobispo de Caracas, que se conservan originales en el Archivo Arzobispal de Caracas, sección "Miscelanea", legajo "Capuchinos".

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