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LA INSTRUCCION EN VENEZUELA.—CAPITULO VI 313 ginales en el Archivo Arzobispal, en los cuales se hace cons- tar el nombramiento de los profesores de latín y maestros de gramática castellana en todos los conventos Franciscanos. Hay, además, en dicho Archivo una solicitud del Cabildo civil de Barquisimeto, dirigida al Provincial de los Franciscanos, en la que piden más religiosos para atender en la escuela las clases de latín y la cátedra de filosofía, establecidas Ci) aquel convento (1). En el convento de Carora estudió el prócer de la inde- pendencia, Agustín 'de la Torre; D. Andrés Bello empezó sus estudios en el convento de la La Merced, con el P. Cristóbal Quesada (2); en el convento de Maracaibo, estudió D. Rafael Urdaneta, y D. Francisco Avendaño en ci de Franciscanos de Cumaná, ingresando después con el joven Sucre en el colegio de cadetes que había en aquella ciudad, además de otro de nobles que existía en Caracas, en el cual no permitió el Conde de San Javier que entrara Miranda. El general José Antonio Páez, dice ingenuamente en su au- tobiografía: Tenía yo ocho años cuando mi madre ¡nc rnwidó a la escuela de la señora Gregoria Díaz, en el pueblo de Gua- ma, y allí aprendí los primeros rudimentos de enseñanza. El Pbro. José Manuel Alegría nació en San Carlos en 1798, y estudió las primeras letras en la escuela (le la señora Juana Isabel Berbén y después ingresó en el colegio que en aquella ciudad tenía D. Ramón Azpurua. Juan José Flórez recibió su educación en el colegio que D. Vicente Molina tenía en Puerto abello (3). El Dr. D. José Sanz fundó en 1790 el colegio de abogados de Caracas. (1) Archivo Arzobispal de Caracas, sección "Convento de San Francisco". (2) El famoso escritor chileno, D. Luis Amunátegui, en la "Bio- grafía de D. Andrés Bello" dice: El niño Bello aprendió los primeros rudimentos en una escuela pública, como los demás niños de su edad; pero a diferencia de sus condiscípulos, tuvo la suerte de iniciarse en el estudio bajo la dirección de un profesor que tenía entonces muy pocos iguales en toda la extensión de la América Española... El in- dividuo a que aludimos era un fraile de la Merced, llamado Fray Cris- tóbal de Quesada, que obtenía por entonces en Venezuela una alta y merecida reputación de talento. (Véase Blanco Azpurúa. T. II. p. 928). (3) Este general fué de hecho el fundador de la República del Ecuador y dos veces presidente constitucional.

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