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22 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA de los Capuchinos de los Llanos, donde había sido Misionero; el 17 de octubre de 1817 es nombrado Cura interino de Chacao el P. Silvestre de Palomar, Misionero venido de Cu- maná. En Maracaibo se quedaron los PP. Fr. Miguel de Tu- (lela y Fr. Esteban de los Arcos, Misioneros de los Indios Motilones de Perijá. En Cumaná continuaron los PP. Fr. Juan (le Aragües, Fr. Pedro de Torralba y Fr. Tomás de Castele- rás, Misioneros de aquella región; este último era párroco de S. José de Carúpano en 1851 y alcanzó a convivir con los que vinieron el año 42. El P. Olegario (le Barcelona, venido en 1842, fué quien recibió en la Iglesia de la Divina Pastora la primera expedi- ción de Misioneros contemporáneos en diciembre de 1891, y con él vivieron algunos de ellos, hasta que dos años des- pués el Ilmo. Sr. Arzobispo, Crispulo Uzcátegui, nos cedió la Iglesia de La Merced. También vivía en aquel entonces el P. Fr. Nicolás de Odena, Párroco de Cantaura, en Oriente, el cual murió el año ele 1894 y el P. Juan de Figueras, que mu- rió en la parroquia del Pilar de Cumaná el 21 de Julio de 1893. Grandemente se complació el Papa con la grata petición del Dr. Alegría, y llamó inmediatamente, al Rvmo. P. Fermín de Alcaraz, Comisario entonces de los Capuchinos españo- les, y le preguntó (1) : "Podrás enviar treinta Misioneros Capuchinos españoles a la República de Venezuelu?—Beati- simo Padre, le contestó el P. Alcaraz, estoy firmemente per- suadido (le que no sólo se podrán enviar treinta, sirio mu- chos más. Pues bien, prosigue el Papa; quedas encargado de que se envíen los treinta Misioneros". El P. Juan de Arenys que presenció el embarque, pues fué a despedir a su hermano, el P. Ramón, que era uno de los Misioneros, dice que se componía la expedición de cin- cuenta y dos Misioneros, de los cuales treinta eran Capuchi- nos de las diferentes Provincias de España. Se reunieron todos en Marsella, y el día 24 de mayo fueron procesional- mente al muelle, seguidos (le inmensa multitud de fieles que les acompañó hasta el barco o goleta Nueva Elisa, fletada (1) Vida del siervo de Dios P. Fr. Esteban de Adoain, por el P. Ildefonso de Ciáurri, pág. 25.

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