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MISION DEL CARONI.—CAPITULO 1 19 tores y Capitanes pobladores que están en ejercicio. La venida de los treinta Misioneros y los treinta artesanos puede ocasionar un gasto de 4.500 pesos. Después de publicada la ley de 19 de mayo, se expidió una circu- lar a los Gobernadores de las demás provincias, en las cuales se con- sideró que había tribus salvajes que civilizar, pidiéndoles ciertas noticias indispensables para dictar con acierto reglamentos adopta- dos a las circunstancias de cada localidad. Entretanto se acordaron algunas medidas parciales para fomen- tar la reducción en la provincia (le Cumaná, y principalmente en los caños que cruzan el territorio del Delta, a fin de combinar los trabajos en esa provincia con los de la Guayana, y evitar los incon- venientes que experimentan los funcionarios de reducción con la facilidad que tendrían los indios de pasarse de un territorio a otro, donde no rigiese el mismo sistema. En lude Maracaibo nada se ha hecho aún. De allí más que de ninguna otra provincia se hacia necesario esperar los informes del Gobernador. Han llegado poco ha; el plan de reducción de los Goa- jiros y demás indígenas (le Maracaibo, difiere esencialmente del que debe seguirse respecto de los demás, por la circunstancia de ser aquellos muy indómitos y aguerridos, aunque al mismo tiempo más ricos e industriosos. En la provincia de Apure existen aún numerosas tribus salva- jes que jamás han sido reducidas. En las de Barcelona, Barquisi- meto y Barinas sólo es necesario establecer algunos curas Misioneros para la instrucción de ciertas parcialidades que aunque viven en las selvas, tienen sementeras, hablan el castellano, tienen frecuente co- municación con los pueblos inmediatos, y no están por consiguiente en estado de reducción, según consta de un informe reciente que ha evacuado el coronel Codazzi a excitación de este Ministerio". De la lectura precedente del Dr. D. Angel Quintero, Mi- nistro del Interior, lo mismo que de la Memoria presentada al Congreso por el Sr. D. Ramón Yépez, se deduce claramente que para aquella época en toda la región del Sur del Río Orinoco, desde sus bocas hasta el Río Negro, ineduyendo los territorios del Caroni y Caura, donde había cuando comenzó la Guerra de la Independencia alrededor de cien poblacio- nes, no quedaban sino escombros e indios dispersos excep- tuando la hermosa capital y la villa de Upata. Había, ade- más, indios en estado salvaje en Goajira y Perijá y numerosas tribus en Apure. En el resto de las provincias estaban so- metidos todos tos indios, necesitando solamente curas Misio- neros que los instruyesen.

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