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12 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA y acciones pertenecientes a los conventos de San Francisco, San Ja- cinto y la Merced, que han sido suprimidos en esta ciudad.. En Caracas, a 21 de abril de 1840.—José Antonio Páez.—Refren- dado, Angel Quintero". 6. Se conoce que no quedaron muy tranquilos, ni los congresistas ni el Gobierno, después de publicados los pre- cedentes decretos, porque el asunto de la reducción de los indios dispersos, con motivo de la desaparición de las Misio- nes durante la guerra de la Independencia, se imponía a los gobernantes y no podían ni orillarlo ni tampoco resolverlo sin la cooperación de los frailes Misioneros, cuyos conventos habían suprimido; y por eso el Secretario del Ministerio del Interior, Dr. D. Ramón Yépez, presentó una Memoria al mis- mo Congreso sobre este asunto, en la cual dice (1): "Instruido está el Congreso de los progresos que ha tenido la reducción y civilización de los indígenas de Guayana; y con el fin de que dé a este negocio en su consideración la preferencia que merece, haré una reseña general de él, ciñéndome a los informes del Gobernador de aquella provincia. Antes de la guerra de la Independencia tenían las Misiones de dicha provincia más (le 26.000 indígenas distribuidos en cien pueblos, poco más o menos, siendo dueños de millares (le bestias y de reses. Entre ellos existían las industrias necesarias para la comodidad de la vida; trabajaban para si y para la comunidad; recibían todos los años vestuarios, herramientas y prendas; poseían labranzas, animales y casas de tejas; los templos de sus pueblos eran hermosos y superio- res a algunos (le nuestras principales ciudades; y en fin, disfrutaban (le cuanto podían apetecer en el estado de civilización en que se en- contraban. En aquel tiempo eran gobernados los indios por los Misioneros, quienes intervenían en todos sus negocios con los españoles; y cier- tamente que no podía ser de otro modo para evitar que se les en- gañara y corrompiera como hombres sencillos y sin los conocimientos necesarios para desempeñar las relaciones sociales. Después de la guerra de la Independencia puede asegurarse que dejaron de existir las Misiones. Los indígenas que no perecieron en ella, volvieron a los montes; abandonados los pueblos se destruyeron la mayor parte; el ganado y bestias fueron consumidos por los ejér- citos o se alzaron con el tiempo; y de tantos pueblos habitados sólo quedaron escombros, y de tantos habitantes sólo existían en ellos 2.821 individuos para 1834. (1) Lo copiamos del manuscrito del Pbro. Calixto González, que se conserva en el Archivo de esta residencia de La Merced.

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