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144 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA nos de Caracas, Cumaná, Guayana, Alto Orinoco y Río Negro y la de los motilones en Maracaibo. Durante esta gloriosa empresa murieron martirizados por los indios catorce de los más esforzados Misioneros; otros muchos fueron envenenados por los neófitos más protegidos, y los restantes, cerca de 400, murieron víctimas de su celo y de los trabajos y privaciones que padecieron. La primera época termina con la guerra de la Independencia, a partir de la cual no vinieron más Misioneros hasta ci año 1842 (1). La segunda se inicia en este año (1842) con la llegada de los Misioneros traídos por el Dr. Alegría, comisionado al efec- to por el Congreso Nacional y por el Gobierno del Gral. Páez y Quintero. Luego que llegó esta falange de Misioneros, hubo cambio de Gobierno; y los nuevos gobernantes no pudieron cumplir el contrato hecho por el Dr. Alegría, de acuerdo con las instrucciones recibidas, con los Misioneros, los cuales, fal- tos como quedaban de tan necesaria protección, tuvieron que retirarse, excepto alguno que se quedó en el Alto Orinoco y tres que murieron en la Guayana (2). Finalmente, la tercera época comienza el 10 de diciembre de 1891, fecha en que llegó la primera expedición de Misio- neros, llamados por el Sr. Presidente, Dr. Andueza, y traídos personalmente por ci Ilmo. Mons. Uzcátegui, Arzobispo de Caracas. Desde su llegada empezaron a trabajar con verda- dero celo apostólico por el establecimiento de las Misiones; y debido a su interés y a los esfuerzos de los demás Misioneros venidos en expediciones sucesivas, se ha logrado llevar a la realidad el establecimiento de las mismas con la erección del Vicariato del Caroni. (1) Muchos (le los Misioneros que atendían a los pueblos (le las distintas Misiones durante la guerra de la Independencia, al ser dis- persados en virtud de la ley del Congreso Constituyente de Cúcuta, se quedaron en sus respectivos puestos por cariño a los indios; otros se pusieron a la orden de los Sres. Obispos para servir a las Parro- quías. Algunos alcanzaron a recibir en Cumaná a los (le la 2' etapa. (2) Así lo dice el Ilmo. Mons. Talavera Garcés con estas termi- nantes palabras; "Al llegar el Ilmo. Señor Fortique a la capilal del Obispado, tuvo la Pena de saber que habían fallecido algunos (lías antes de comenzar su ministerio tres de los Religiosos Misioneros enviados (le Italia por el Pbro. Dr. José Manuel Ale,-ría". ("Apuntes para la Hist. Eclesiástica de Venezuela", por Mons. Navarro, pág. 114. Caracas, 1929).
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