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MISION DEL CARONI.—CAPITULO VII 143 rroquia; R. P. Justino de Villares, fallecido el 21 de julio del mismo año a consecuencia de fuerte ataque de la terrible en- fernedad del tétano; Hno. Fray Patricio de Castrillo, falle- cido también el 2 de septiembre del mismo año, víctima del paludismo; Hno. Fray Balbino de Caracas, el 10 de agosto de 1928, acometido por repetidas y poco cuidadas fiebres; R. P. Luis de León, Misionero verdaderamente benemérito, que vi- vió más de cuarenta años consagrado a la civilización de los infieles primero en Carolinas y últimamente en el Caro- ni, y aunque murió en Maracaibo el 11 de mayo de 1929, es uno de los héroes de la Misión, de la que se retiró tres meses antes de su muerte a causa de sus continuas y graves enfermedades; R. P. Narciso de Rebolledo, en los primeros días de septiembre de 1929, atacado por fiebres perniciosas propias de la región; y el M. R. P. Angel de Lieres, fallecido en la residencia de La Merced el 5 (le marzo de 1930, a don- de había venido en busca de remedio para su quebrantada salud. Descansen en paz los celosos operarios del Evangelio! (1). Cerramos este capitulo con un resumen de todo lo refe- rente a las Misiones de los Capuchinos en el territorio venezo- lano, que comprende tres épocas diferentes. Comenzó la primera a mediados del siglo XVII, cuando, en el año 1650, llegaron a la región de Piritu los primero Misioneros, al frente (le los cuales venía Fray Francisco de Pamplona, que había ingresado en la Religión Capuchina pre- i.samente para consagrarse a la reducción de los indios de América. A esta primera expedición de Misioneros Capuchi- nos siguieron otras integradas por centenares de abnegados Religiosos, que en poco más de siglo y medio fundaron nume- rosos pueblos (2) en las cinco Prefecturas siguientes: Los Lla- (1) No nos hemos extendido en la relación de la actividad (le nuestros Misioneros en el Caroni, porque acerca de ella está prepa- rando un notable trabajo el joven Misionero P. Félix de Veamiáii, que esperamos verá pronto la luz pública. Pueden también consuitarse los cinco Cal3 itulOS últimos de Ja ya citada obra del M. E. P. Estanislao de Pendido, que están consa- grados a la Misión del Caroní. (2) Algunos de ellos se han convertido en prósperas ciudades y capitales de Provincias, como San Felipe de 'Yaracuy, San Carlos, Aca- rigua, Calabozo, San Fernando de Apure, Maturín, cte., etc.
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