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126 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA unos cuarenta metros, próxirnadamente, de largo, por diez de ancho y trece de alto; de una sola nave y de estilo toscano. Santa María de los Angeles de Yacnario.—Se fundó este pueblo en el año 1730; dista de la villa de Upata cuatro leguas largas, y no tres como dicen las fuentes históricas. Estaba situado este pueblo en un ce- rro bastante elevado, al sur de Upata. Santa María ha desaparecido Por completo, no quedando rastro alguno de iglesia o capilla, ni casa de Misión. Actualmente existen algunos ranchos que sirven de posada a los carreros que llevan carga al interior de la Guayana. En excava- ciones hechas para encontrar los "entierros", como dicen aquí, encon- traron un crucifijo de metal amarillo, como de una cuarta (la largo, con la cruz completamente deshecha; es presumible que perteneciera a alguno de los PP. Misioneros, pues se parece mucho a los que acos- tumbramos a usar los PP. Capuchinos cuando predicamos Misiones. San José de Cupapuy.—Data su fundación del año 1733; está si- tuada en terreno pedregoso, sobre una loma cubierta de cuarzo. Esta población, que en el año 1816 tenía 1.168 habitantes, se encuentra hoy reducida a unos cuantos ranchos, formando parte de la parroquia de Upata. Nuestro Padre San Francisco de Altagracia.—Gonienzó su fun- dación el año de 1734; distaba de Upata dos leguas y media. Se en- contraba sobre un cerro pedregoso lleno de piedra, de laja y de cuar- zo. Este pueblo ha desaparecido completamente, pero a poca distan- cia se ha levantado otro pueblecito nuevo que también se llama Alta- gracia. Este, con Campanario, constituyen civilmente una Comisaria, dependiendo de Upata en lo eclesiástico y en lo civil. Tiene alrede- dor de cuatrocientos habitantes la Comisaria; hay una buena capilla que posee una campana del antiguo pueblo de Altagracia. San Miguel de "El Palmar".—Fundad'o en 1746. Dista de Upata diez y nueve leguas y no trece, como se lee en documentos anteriores. Se halla sobre una loma de tierra roja, sumamente arcillosa. Este pue- blo tenía , en 1816, 1.015 habitantes; hoy, en cambio, tiene poco más de 500. El pueblecito se conserva como en tiempo de la Misión, sepa- rado de los demás; conserva unas costumbres patriarcales, los habi- tantes son muy sencillos y fácilmente inclinados al bien. La iglesia la destruyeron por completo; hoy se celebran los divinos oficios en la casa de la Misión, convertida en capilla; en ella existe un bellísimo y grandioso Arcángel San Miguel, perteneciente a nuestros antiguos Mi- sioneros, titular del pueblo; las distintas manos de pintores en que ha caído le han desfigurado mucho, pero así y todo resulta la imagen be- llísima y extraordinariamente majestuosa. El Palmar es el pueblo de Guayana más apto para la agricultura; existen buenas haciendas de café, las naranjas son extraordinarias. En los alrededores del pueblo hay todavía muchos ranchos de verdaderos indígenas, de tal suerte, que asistieron varios indiecitos a la Misión que en dicho pueblo predi-
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