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104 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA Aunque por escrito y verbalmente he insistido ante el Gobierno en la conveniencia de establecer desde ci princijio el Vicariato Apos- tólico, juzgo que por ahora se contentarán con que algunos Padres re- genten las Parroquias, acordando solamente la Comisión Exploradora, formada tic Padres y sufragada por el Gobierno. No obstante lo indicado, podrá sufrir modificaciones, pues sigo tratando el asunto en el sentido de Vicariato, y hoy o nzañana celebraré una conferencia con el Encargado (le la Nunciatura, Sr. Obispo de Guayana y el Director del Ministerio, y el acuerdo que se tome lo presentaremos al Sr. Presi- dente de la República. Respetuosamente pido a V. P. Rma, la bendición. Fr. Félix Ma. de Vegainián, Visitador y Comisario General. Caracas, octubre 5, 920". A petición del Encargado de la Nunciatura, redactó el P. Visitador esta breve, exposición, que él envió a la Santa Sede, y que dió por resultado que el Exino. Cardenal Secreta- rio de Estado se dirigiera personalmente a este Gobierno recomendándole el asunto de Misiones. "Para Mons. Bartoloni, Encargado de la Nunciatura en Venezuela. En el mes de febrero del corriente año salí de España acom- pañado de ocho religiosos con el fin de establecer la Misión entre los indios Motilones que merodean en la sierra de Perijá, limítrofe (le Colombia. Pero al llegar aquí y tratar el asunto con el Excmo. Sr. Nuncio y el Gobierno se me hizo saber que éste no tenia interés alguno en que se emprendiera dicha Misión, nianifestándonie, al propio tiempo, que por ahora en la mente del Gobierno entraban solamente las Misiones del territorio Amazonas y de la Guayana, con exclusión (le toda otra. A más de esto, la Ley de Misiones, votada en las Cámaras, autoriza al Presidente Ejecutivo, y sólo a él, para el establecimiento de las mismas; y nada, absolutamente nada, se puede intentar sin ir de acuerdo con el Gobierno, y de esto se había prescindido, sin duda alguna, inadvertidamente. Por estas razones empezamos a tratar, (le acuerdo con los seño- res Nuncio y Obispo de Guayana, con el Gobierno, sobre la Misión (le la Guayana, y al efecto, se celebraron varias conferencias, se for- miilaron agunas exposiciones y el asuni) marcha po buen camino, y, al parecer, toca a su térnno. Con motivo (le todo esto, e informado, como dejo dicho, de que el Gobierno no consiente iniciativa ni resolución alguna en el asunto lil expresado que no sancione él, me vi obligado a desistir de mi intento sobre la Misión de Perijá, juzgando, no sólo prudente, sino necesaria,

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