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94 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA EL P. FELIPE DE HIJAR.— Misionero de grande empu- je y fervor, pasó muchos años en las Misiones; padeció gran- des trabajos en el Reino de Benin, y no fueron menores los que tuvo que soportar en la Misión de Cunianá. En vida y después de su muerte honróle Dios con varios prodigios; tu- vo don de lenguas y celo incansable por la salvación de las almas. Acaeció varias veces, estando diciendo Misa, al tiem- po de alzar la Sagrada Hostia, verse en sus manos un her- mosísimo niño, lleno de resplandores y luz celestial, que con tiernos ademanes recreaba su espíritu. Gozó algunas veces (le esta visión un indio gentil, que, admirado de la hermosu- ra del niño, convidaba a los demás para que le viesen. No obstante esta visión, el indio dilató el bautizarse hasta la úl- tima enfernedad, no porque fuese desafecto a la fe cristiana, sino porque temía caer en pecado después de recibir el san- to bautismo y condenarse. Llegado a la postrera enfermedad envió a llamar al P. Hijar, pidiéndole el bautismo, que recibió con extraordinaria devoción; y poco después murió. En pre- mio de esta acción, los indios parientes del muerto dieron veneno al santo Misionero, con el cual cegó al momento, y después de sufrir grandes dolores, murió perdonando a sus asesinos en el mes de abril del año 1690. EL P. ANTONIO DE TORRELACARCEL. Pasó de esta vi- da a recibir el premio de sus trabajos, sacrificios y muchas vir- tudes, que coronó padeciendo el martirio del veneno en el mes de octubre de 1693. Supo antes de morir quién había sido el agresor; pero con entrañable caridad le perdoné, acarició y agasajó con cariño maternal. Era Misionero de San Antonio de Guaypanacuar, y allí está enterrado. EL P. DOMINGO DE VILLEL. Religioso memorable en la conversión de los indios, sacó muchos de los montes con grandes sacrificios, y fundó con ellos el año 1681 la Misión de Santa Cruz de Casanay, y diez años después fundó otro pueblo en las costas del golfo de Paria, con el título de Santa Isabel, doctrinándolo por espacio de ocho años, hasta que en julio de 1698 murió de una epidemia. A,parecióse a FP. Miguel de Torres el día de la Porciúncula, y le pidió que le ganara una indulgencia, lo cual practicó el Hermano inmediatamente,

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