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92 LOS FRANCISCANOS CAPUCIIINOS EN VENEZUELA han resignado los pueblos para que se erijan en Doctrinas. A que se añade que estos Religiosos son los que menos costo hacen a Vuestra Real Ilacienda; pues, cuando otros tienen asignada la limosna anual de 150 pesos para cada uno, estos Capuchinos sólo con cincuenta pe- sos vive cada uno en la abstinencia y pobreza de su estado admirable. Señor, habiendo ya dejado en doctrinas las Misiones de Observan- tes y Capuchinos de ésta Provincia, que ya he visitado con pacifica- ción de toda ella, con consuelo de los Religiosos, con quietud de los indios y con los medios prudenciales que ha podido conseguir mi des- velo en servicio de Dios y de Vuestra Majestad, paso luego a la isla de la Trinidad por ci Golfo Triste y a costa de mi corto peculio a prose- guir la muy penosa Visita de tan desapacibles y peligrosos territorios, y de allí a la Margarita, que visitará, y en donde proveeré los curatos de dichas Islas y esta Provincia, y pondré luego edictos para las cin- co doctrinas, que se han erigido en estas Misiones. Y dejaré un Vica- rio con las facultades y veces que Vuestra Majestad me tiene manda- do, que ocurra a las más prontas providencias en dichas Islas y Pro- vincia, por la suma distancia y dificultoso recurso, que tienen a Puerto Rico, mediante Dios Nuestro Señor, quien guarde la Católica Real persona de Vuestra Majestad los muchos dichosos años que la cris- tiandad ha menester. Pueblo de Mariquitar, y enero 11 de 1713. Fr. Pedro, Obispo de Puerto Rico". Enterado el Real Consejo de Indias por la precedente carta del Ilmo. Sr. Obispo de Puerto Rico del progreso de la Misión de Cumaná y de la escasez de personal, escribió a los Superiores de las Provincias de España mandándoles que en- viaran nuevos Misioneros; y obedeciendo a esta orden, se preparó, como afirma el P. Anguiano, una expedición de nue- ve religiosos, que debieron ser los siguientes, pues de ellos em- pieza a hablar de aquí en adelante el P. Torrelosnegros: PP. Silvestre de Corella, Fernando de Albalate, F. de Montal- bán, Tomás de Abrejo, Antonio de Santa Eulalia, Fabiáii de San Martín, Ambrosio de Blesa y Domingo de Villafranca. 5. Muchos fueron los Misioneros que murieron en esta Misión de Cumaná víctimas de su celo por la conversión de los indios, los cuales fueron verdaderamente hombres de in- signes virtudes, y por cuyos méritos y oraciones ha obrado Dios grandes maravillas; por no extendernos demasiado, só- lo haremos ahora mención de los más célebres (11 (1) P. Anguiano, Crónica, pág. 144 y sigs.

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