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88 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA 3. Abundantes fueron, de una manera particular, los frutos logrados por los Capuchinos a costa de indecibles sa- crificios en la Misión de Cumaná, durante los primeros sesen- ta y ocho años, pasando de veintiseis mil los indios bautiza- dos en aquella región; y para 1716 tenían reducidos en sus po- blaciones unos siete mil indios bautizados, sin contar otros muchos que se estaban preparando para recibir los sacramen- tos. Mucho costó a los Misioneros conservar las poblacio- nes de Cumaná, pues algunas que llegaron a ser muy nume- rosas y dieron bastantes frutos espirituales, se destruyeron por varios accidentes, después que habían pasado grandes trabajos para reunir los indios y doctrinarios. De las cinco primeras fundaciones, la de El Salvador fué destruida por los mismos indios, y las tres de El Pilar, San Francisco de Guara- piche y San Juan Bautista fueron quemadas por los Caribes unidos a los franceses, cuando los españoles abandonaron la villa de San Carlos. De la población de Santa Cruz de Ama- nita se huyeron los indios, y lo mismo hicieron de la Misión de San Juan Evangelista de Botuco. Los indios de la población de Nuestra Señora de Belén se huyeron, porque, habiendo matado a un negro, temieron el castigo. La Misión de la Visi- tación de Santa Isabel del Puerto fué saqueada y destruida por los corsarios franceses. La del Angel de Carbán fué aban- donada por los indios, después que mataron a unos Caribes; y lo mismo hicieron los de Santa Isabel de Trapa, que estaba Provincia, destinando V. Ema, los que le pareciere más a propósito al intento referido. Para que por este medio se consiga Ja mayor ex- tensión de nuestra santa Fe Católica, y logren los indio el aprecia- ble beneficio, que les resultará de recibirla por mano (le los Padres Capuchinos, quienes se ha reconocido, tienen especial aceptación entre aquellas gentes. Y así debe esperarse habrá muchos, que volun- tariamente quieran dedicarse a tan santo fin, mayormente si son pro- movidos y estimulados del celo de Y. Ema., quien (Jebe asegurarse ten- drán de parte del Consejo los religiosos que quisieren pasar a dicha Provincia al ejercicio de Misioneros todo el auxilio y fomento, que más pueda conducir a facilitarles el pasaje y su alivio. En estos mis- mos términos se escribe a los demás Padres Provinciales de España, para que todos concurran a un fin tan loable y propio de su Instituto. Dios guarde a V. Rma, muchos años.—Madrid, a 19 de septiembre de 1674. B. L. M. de V. Ema. servidor, Don Diego de Morales Velasco". (Anguiano, 1. e., pág. 179).

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