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iiSiON DE CUMANA.—CAPITULO VI 87 sólo en la Fe y buenas costumbres, sflO también en racional política, enseuiándolos a leer, y poniéndoles sus Alcaldes, a quienes respetan. También tienen sus cabos señalados, para hacer sus alardes militares todos los chas de fiesiR, para que sepan escuadronar y defender de los enemigos, que van a hacerles guerra". Tantos favores y la caridad grandísima con que eran tra- tados atrajeron poderosamente el cariño de los indios hacia los Misioneros: "La caridad ejercitan continuamente con aquellas gentes, quitándose del preciso sustento para soco- rrerlos cii sus necesidades, y cuidando de todos en sus enfer- medades, aplicándoles remedios convenientes, y sangrándo- los, que como allá no hay médicos, cirujanos ni boticarios, es preciso que cuiden ck lodo los Padres. Estas buenas obras, U el amor con que los tratan, engendra en sus ánimos especial benevolencia; y el amarlos como a sus Padres; y con la larga experiencia que tienen, después de tantos años, dan noticia a otros indios gentiles, para que atraídos del trato caritativo de los religiosos, se reduzcan a poblarse, y a nuestra santa Fe, pidiendo para esos efectos Capuchinos". El mismo Real Consejo de Indias, informado por el Obispo de Puerto Rico del copioso fruto que los Capuchinos Izan logrado con su trabajo y celo en la conversión de los in- dios, y de lo que por su virtud, ejemplo y grande edificación los aman aquellos naturales, mandó despachar a todas las Provincias de España una Real orden, pidiendo nuevos Mi- sioneros, "para que logren los indios el apreciable beneficio, que les resultará de recibirla por mano de los Padres Capa- chuzos, quienes se ha reconocido tienen especial aceptación entre aquellas gentes" (1). (1) El texto integro de esta Real Cédula es como sigue: "M. R. P. Provincial. Habiéndose visto en el Consejo una carta del Obispo (le Puerto Rico, en que da cuenta del copioso fruto que tos religiosos del Orden de Vuestra Revdma., que se hallan en las Misio- nes (le Pirita de la Provincia de Cumaná, han logrado con su trabajo y celo en el servicio de Dios y de su Majestad, en la conversión de los indios infieles a nuestra sagrada Religión; y de lo que por su virtud, ejemplo y grande edificación los aman aquellos naturales. Y que 110 existen al presente en aquel paraje más que nueve religiosos Capuchi- nos, y éstos con larga edad y enfermedades: ha acordado encargar a V. Rina. promueva a sus súbditos a que se alienten a pasar a las refe- ridas conversiones de Piritu, a emplearse en tan santo ministerio, co- mo se han ejercitado los que ha habido y ahora se hallan en aquella