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MISION DE CUMANA.—CAPITULO IV 75 dirigido a estos religiosos, y, como santos, lloran ese defecto de dis- ciplina regular. También conviene a vuestro Real servicio, se sirva que estos religiosos acá elijan para sí Prelado bien al de ellos mismos, y que sus Prelados Generales les den forma y autoridad para ello; y que el Prelado electo los visite y cele la observancia de su instituto. También conviene a vuestro Real servicio, en el estado presente, que ningún religioso Misionero, así Observante como Capuchino, se ocupe en otro oficio o ministerio diverso del Misionero, pues para eso, no para otra cosa contraria, los enviaron Dios con su llamamiento y Vues- tra Majestad con sus expensas, sin que admitan ni ejerzan otra ocupa- ción, nombradamente la de Comisarios del Santo Oficio, pues a titulo de sus despachos, de que otros desocupados pueden cuidar con sufi- ciencia, lo uno les es lícita ir a donde quieran sin podérseles pregun- tar a dónde van siendo religiosos Misioneros, lo otro si es Prelado fal- ta a la residencia de su gobierno, de que siguen atrasos en la reducción de los indios, y si es súbdito, vive como si no tuviera Prelado. Señora, esto es prevenir para lo venidero, que en lo presente son todos humildes, recogidos, doctos y santos. Cada uno es un Job, y to- dos juntos un coro de Serafines; con ellos quedo pidiendo a mi Señor guarde la católica persona de Vuestra Majestad, como la Cristiandad ha menester, y aunque indigno le suplico. Margarita, 13 de mayo de 1675. B. 1. su. d. 1. C. y R. M. su más humilde siervo, fiel y leal vasa- llo, criado y capellán, Fray Bartolomé, Obispo de Puerto Rico." Mucho consoló a los Misioneros este celoso Obispo, y con su ayuda y exhortaciones intentaron proseguir las Misiones ya establecidas y fundar otras nuevas; el P. Francisco de Puente fundó el 7 de junio de 1674 en el valle de Mapuey una Misión con el titulo de Nuestra Señora de Belén, y el P. Felipe de Hí- jar reedificó el Pilar en ci valle de Chuparipar, como dice el Sr, Obispo en la anterior carta; la Misión de San Juan fué re- construida por el P. Juan de Pobo en el valle de Arco, colo- cando en estas tres Misiones los mismos indios de las destrui- das, excepto los Caribes, que después de haber incendiado las cuatro poblaciones, huyeron del territorio por temor de ser castigados, y no volvieron más.

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